Dossier Malvinas

DOSSIER MALVINAS 40º ANIVERSARIO

Hacia una arqueología de la guerra de Malvinas

Por Carlos Landa, Juan Leoni, Sebastián Avila y Alejandra Raies

Maneras de hacer arqueología sobre las huellas de Malvinas a pesar de la prohibición británica del trabajo de campo en las islas

“Es sorprendente lo que estoy viviendo y aún más increíble lo que veo. Después de diecisiete años, en este lugar hay cosas como una marmita, latas de gaseosa, ropa, un jogging rojo, borceguíes, zapatillas de marca Flecha”. El sábado 7 de agosto de 1999, el vuelo 991 de LAN-Chile transportó a cuarenta y nueve argentinos desde Santiago de Chile hasta el aeropuerto de Mount Pleasant en las Islas Malvinas. Eran los primeros argentinos y argentinas en volver a las islas después del único viaje realizado por familiares de caídos en 1991 bajo el auspicio de la Cruz Roja Internacional. Entre ellos viajaba quién sería el primer veterano de guerra en reencontrarse con la materialidad de la guerra por la que había transitado diecisiete años atrás: Edgardo Esteban, soldado conscripto del Grupo de Artillería Aerotransportada 4. En su diario personal, posteriormente publicado, escribió: “No lo puedo creer. Ha pasado mucho tiempo, pero esos objetos están como en un museo al aire libre, como testimonio de lo terrible de la guerra. Tengo la sensación de que esa parte de nuestra historia debe permanecer aquí y nadie debe tocar nada, hay que dejar todo cómo está”. Los deseos de Esteban no se cumplirían. Como en tantos otros campos de batalla del mundo, el saqueo de los isleños, el turismo de campos de batalla, la acción del clima antártico y la “recuperación” de objetos por parte de veteranos de Guerra de Malvinas (VGM´s) argentinos y británicos fueron esquilmando la materialidad superviviente a la guerra. A pesar de ello, tanto el arqueólogo Juan Leoni en 2019, como el historiador Sebastián Avila en 2020, dos de los autores de este artículo, encontraron un paisaje todavía plagado de objetos. En su diario personal, y mientras caminaba por el monte Enriqueta/Harriet, Avila registró: “Una posición que parece una cueva, una virgen de plástico azul, una suela de zapatillas flecha con la inscripción “Industria argentina”. Restos de frazadas, bolsas de dormir, ponchos. Más allá un borceguí, una radio, pilas, el armazón de una ametralladora, munición. Todo está como era entonces”. A diferencia del viaje realizado por Esteban, en 2019 y 2020 los controles en el aeropuerto a la hora de tomar el vuelo de regreso fueron exhaustivos. Los isleños quieren prohibir que se transporte material de guerra pero, sobre todo, impedir que los veteranos argentinos y los familiares de caídos continúen llevándose objetos que consideran propios.  

Desde el final de la guerra hasta la actualidad, el Estado argentino ha debatido muchas temáticas respecto a Malvinas con el Reino Unido. Las licencias de pesca, la explotación del petróleo, el cementerio de Darwin, los vuelos regulares. Nunca se debatió qué hacer con “el museo al aire libre” del que hablaba Esteban. ¿Qué hacer, entonces, con ese patrimonio? ¿Relegarlo a las decisiones de isleños y británicos? ¿Olvidarlo? ¿El patrimonio no constituye soberanía? Estas fueron algunas de las primeras preguntas que impulsaron el encuentro entre el historiador Sebastián Avila y los arqueólogos Juan Leoni y Carlos Landa. La piedra fundamental sobre la que se encontraron a través de las pantallas, en plena pandemia. Las herramientas teórico-metodológicas aprendidas en la carrera de Historia de la Universidad de Buenos Aires eran de “corto alcance” para abordar los objetos de esta guerra. No así la teoría y la experiencia con la que contaban Landa y Leoni, expertos en arqueología de campos de batalla, cuyas sendas de trabajo los llevaron por las barrancas de Obligado, las llanuras de Cepeda y los montes de La Verde. Había más. Landa fue invitado por el  Dr. Anthony Pollard —renombrado experto escocés en arqueología de campos de batalla— en 2010 y 2016 para realizar tareas arqueológicas en Malvinas. Pollard había realizado tareas de prospección del terreno y publicado varios artículos a nivel internacional en los que llamaba la atención sobre la falta de políticas concretas para la conservación de ese patrimonio. Su proyecto fue finalmente rechazado por isleños y veteranos ingleses a causa de la propuesta de un equipo de trabajo conjunto entre argentinos y británicos.

No era la primera vez que la arqueología pisaba las islas. Desde 1998, el arqueólogo británico Robert Philpott había realizado excavaciones en los asentamientos más tempranos de las islas como Puerto Egmont y Puerto Soledad. Su trabajo continuaría a partir del estudio de los establecimientos ovinos instalados por la Falklands Islands Company (FIC). A pesar de que en todos los casos se estudiaban sitios cuya fundación se relacionaba directa o indirectamente con la dominación francesa, hispana y criolla de las islas, nunca fueron invitados a participar ni fueron consultados arqueólogos de otra procedencia que no fuese la británica. 

En cualquier caso, la arqueología atravesaba campos de batallas esquivando el pesado bulto de la guerra de 1982. Aún cuando buscaran vestigios de antiguos conflictos, la materialidad argentina brotaba —no es una metáfora— de las fauces de la turba. En abril de 2020, un equipo de arqueología británico que buscaba dar con un campamento inglés de la segunda guerra mundial se topó con otro tipo de vestigios. En su informe final, el arqueólogo Tim Clack afirma: “En total, se identificaron 32 posiciones argentinas, incluyendo trincheras de tiro, emplazamientos de artillería, almacenes de munición y búnkeres de mando y control”. 

La única experiencia de este tipo llevada adelante por argentinos —y acordada con isleños y británicos— ha sido el Plan Proyecto Humanitario Malvinas, en el que el EAFF (Equipo Argentino de Antropología Forense) logró identificar más de un centenar de argentinos enterrados en el Cementerio de Darwin. En este caso, la materialidad encontrada en los uniformes de los caídos, por única vez, fue devuelta a sus familiares.   

¿Qué hacer entonces? ¿Cómo abordar esta materialidad sin tener acceso directo al terreno, sin poder realizar prospecciones, sondeos y cuadrículas? Varias reuniones bordearon la cuestión hasta encontrar una primera pista. Los veteranos argentinos poseían objetos que habían sobrevivido a la guerra. El trabajo con esa materialidad no requería viajar a las islas ni, mucho menos, conseguir los permisos necesarios para excavar. Tanto Landa como Leoni habían trabajado en sus experiencias arqueológicas junto a las comunidades y sus memorias sobre las batallas. Ahora contaban con la posibilidad de dialogar con los agentes directos del único conflicto moderno en el que fue parte el Estado y el pueblo argentino. ¿Cómo entrevistar a un veterano de guerra tomando como punto de partida la materialidad? ¿Cuál era la mejor forma de abordar la memoria y el testimonio a partir de los objetos?

Landa y Leoni conocían un grupo de documentalistas con los que habían realizado la serie “Memorias del Frente”. Esa tarde de diciembre de 2020, en la que se llevó adelante la primera entrevista al veterano Jorge Ibáñez -Capitán médico-, Avila y Landa se encontraron con los documentalistas Tomás Morrisón y Alejandro Ravazzola. Charlaron unos minutos, acordaron un formato mínimo y coincidieron en que pondrían a prueba una metodología posible. Ibáñez los esperaba en su departamento junto al casco que lo había acompañado en Malvinas:

—Este casco el día que me lo dieron para ir a la guerra fui a mi viejo y le dije si me lo podía pintar y estas cruces las pintó mi papá. Me las pintó con un aerógrafo. Entonces yo lo veía que mientras pintaba el casco del hijo que se iba a la guerra, le caían las lágrimas —Jorge se toca la cara y reproduce la caída de las lágrimas con sus dedos arrastrándose sobre la piel—. Fue la única vez que lo vi llorar en mi vida.  


Imagen que contiene persona, interior, hombre, viendo

Descripción generada automáticamente

Fotografía: Tomas Morrisón. Casco del VGM Jorge Ibáñez. Diciembre de 2020. 

Desde entonces, y con la posterior incorporación de la arqueóloga Alejandra Raies, el Equipo de Arqueología Memorias de Malvinas (EAMM) fundó su investigación en la idea de los objetos como portadores de memorias. Concepto que ya había recorrido la Arqueología, así como también la Antropología, la Historia, la Filosofía, la Sociología y los estudios sobre memoria. En este caso, objetos supervivientes de un conflicto bélico que, junto a sus portadores —también sobrevivientes—, conforman un núcleo de memorias y vivencias ocultadas o directamente silenciadas. Como en todo conflicto pasado, hablamos de memorias conflictivas subalternas que muchas veces riñen con aquellas de carácter hegemónico. 

Hasta hoy, el equipo ha realizado más de cuarenta entrevistas semi-estructuradas a VGM´s de distintas fuerzas y rangos —Aérea, Armada, Ejército, Gendarmería— que participaron de la guerra en distintos sitios. Contactados a través del método “bola de nieve” —informantes conocidos presentan nuevas personas—, el equipo busca abarcar un universo muestral acorde al problema de investigación.

La preparación de los encuentros requiere de un primer contacto donde se establecen pautas generales como la necesidad de que el entrevistado tenga algún objeto presente —de preferencia físico, pero también evocados— y el acuerdo del tiempo y lugar de realización de la entrevista. La impronta general de este momento inicial es generar un ambiente donde entrevistado y entrevistadores puedan forjar un espacio de confianza que coopere con la canalización de la experiencia a través de la palabra y la gestualidad. Los sitios de realización suelen ser elegidos por el entrevistado, oscilando entre su propio hogar, sitios públicos o un espacio  propuesto por el equipo de investigación donde la evocación pueda ser facilitada por el contexto. 

Tomando en cuenta experiencias recientes en estudios arqueológicos de campos de batalla, el equipo se plantea aplicar otras metodologías, tales como el uso de la teledetección a partir de sensores remotos y la aplicación del protocolo de análisis militar del terreno conocido como KOCOA para abordar combates específicos; el estudio de memoriales de guerra y prácticas conmemorativas; y, por último, el desarrollo de cartografías de la memoria interactivas. 

Distintas vías para abordar un “museo al aire libre” que no niegan la posibilidad futura de realizar arqueología en las Islas. Distintos abordajes que responden, en parte, a la pregunta inicial: ¿Qué hacer con ese patrimonio argentino? ¿Qué hacer con el museo al aire libre?

En 2021 el Estado Argentino lanzó la convocatoria “PICTO 2021 MALVINAS, ANTÁRTIDA Y ATLÁNTICO SUR” enmarcada en la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (AGENCIA I+D+i), a través del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT), y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. En dicha convocatoria fue seleccionado el proyecto dirigido por la Dra. Rosana Guber “El rostro y la savia de la guerra de Malvinas. Organización social y política comparada del mando y la logística en dos combates terrestres, 11-14 de junio, 1982.” del que forma parte el EAMM como parte del grupo de cientistas sociales —arqueólogos, antropólogos, historiadores— de seis universidades de todo el país que junto a veteranos de guerra buscan abordar el fenómeno bélico de dos combates terrestres —Longdon y Destartalado/Tumbledown— desde una perspectiva interdisciplinar y holística. En particular, el EAMM planea viajar a las islas junto a veteranos argentinos en el transcurso de la aplicación del proyecto para realizar tareas de prospección, relevamiento del terreno y mapeo de posiciones defensivas, monumentos, objetos y otras estructuras.

Les autores refieren los siguientes enlaces para que puedan conocer más acerca de sus trabajos

https://instagram.com/objetos_memoria_malvinas

https://www.youtube.com/channel/UCgx-6F4rB4M8yf0t90uExtg

https://www.facebook.com/profile.php?id=100075913655363

Acerca de les autores

Carlos Landa

Doctor en Arqueología (FyLL – UBA). Investigador Adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (CONICET). Miembro de Arqueo-Lab (FyLL – UBA). Miembro fundador de la Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana (2007). Sus áreas de especialización son: arqueología histórica, arqueología del conflicto y guerra, arqueología de asentamientos militares de frontera, análisis de artefactos metálicos, entre otros temas. Ejerció funciones docentes en distintos seminarios de grado y posgrado en universidades nacionales y extranjeras. 

Juan Leoni

Licenciado en Antropología (UNR). MA (Maestría) y PhD (Doctorado) por la State University of New York, Binghamton. Investigador Adjunto de CONICET y Profesor Titular de la cátedra “Taller de Tesina Orientación Arqueología” en la carrera de Antropología de la Universidad Nacional de Rosario. Ha realizado investigaciones en arqueología prehispánica en Andes Centrales (Ayacucho, Perú) y en el Noroeste Argentino (Sector Norte de la Quebrada de Humahuaca), así como en arqueología histórica, especializándose en la actualidad en el estudio de emplazamientos militares fronterizos y campos de batalla del siglo XIX en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.

Sebastián Ávila

Licenciado en Historia (FFyL-UBA). Docente de la materia Problemas de Historia Argentina en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Forma parte del equipo de investigación Malvinizar-UNAJ. Desde el año 2020 integra el proyecto “Malvinas, objetos portadores de memoria” junto a un grupo de arqueólogos. En el año 2021 su novela OVEJAS, fue ganadora del concurso novela Futurock.

Alejandra Raies

Licenciada en Antropología con orientación en Arqueología (FHyA-UNR) y doctorante de la Universidad Nacional de Luján. Es miembro del Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (ProArHEP-UNLu) y del Grupo de Estudios de Arqueología Histórica de Fronteras (GEAHF) del Instituto de Arqueología (UBA). Desde 2014 se desempeña como co-conductora del programa semanal de radio “El Eslabón Perdido”, enfocado en la transmisión y divulgación de temáticas afines emitido en Radio Universidad de Luján (FM 88.9).

Compartir

Comments are closed.