La participación de Alberto Fernández en la reunión de líderes mundiales sobre Cambio Climático ratificando compromisos en la materia y fijando posiciones estratégicas, tornan este aporte pertinente y contemporáneo como instrumentalidad de un anclaje con tales metas, enlazando con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lo Global y local confluyen así en la nota, pero mirando la problemática a partir de realidades como la de nuestro país.
La pandemia ha dejado en evidencia los vínculos intrínsecos entre la naturaleza, el clima, la sociedad humana y la economía, y nos hace conscientes de la estrecha relación existente entre la salud del planeta y la salud de los seres humanos. Puso al descubierto las vulnerabilidades y desigualdades tanto en términos de salud como de resultados económicos. Hoy vemos como millones de personas se enfrentan al desempleo y la pobreza, siendo las comunidades más vulnerables y los grupos minoritarios los más afectados. Las estimaciones a nivel mundial hablan de la pérdida de más de 305 millones de empleos de jornada completa durante el segundo trimestre de 2020. Se trata de una contracción del 10,5 % de la fuerza laboral mundial en comparación con los niveles previos a la crisis (fines de 2019). Y aún existen pronósticos que advierten sobre la posibilidad de que más de 100 millones de habitantes que viven en ciudades caigan en la pobreza.
En este contexto también pudimos observar que es posible, en alguna medida, modificar los patrones de producción, distribución y consumo del actual modelo de desarrollo global. Estamos en un momento en el que debemos aprovechar esta pausa para evaluar y diseñar sistemas sociales más justos y sostenibles que permitan avanzar en un camino de desarrollo en armonía con los límites planetarios.
Este camino representa hoy la ¨transición justa¨ que el mundo necesita implementar hacia una ¨economía descarbonizada¨. Esto significa emprender cambios transformadores en los diversos sectores de la sociedad, creando puentes de estímulo que aseguren la sostenibilidad y resiliencia de las comunidades con sus ecosistemas, implementando acciones contundentes que tengan el potencial de proteger la biodiversidad, hacer frente a la crisis climática y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la transición justa ¨no debe reducirse a “meras ayudas sociales” (es decir, no se trata de “llevar bellas flores al funeral”, en palabras de Rich Trumka, presidente de la AFL-CIO), sino que es esencial asumir una responsabilidad pública que facilite y respalde activamente una transición por y para el bien común¨.
También según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el impacto de la emergente “economía descarbonizada” o ¨economía verde¨ en el mundo del trabajo podría conducir a la creación de millones de “empleos verdes” en las próximas décadas. La transformación de modelos de empleo e inversiones como consecuencia de los esfuerzos por reducir el cambio climático y sus efectos permitirá:
- Aumentar la eficiencia del consumo de energía y las materias primas.
- Limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Minimizar los residuos y la contaminación.
- Proteger y restaurar los ecosistemas.
- Contribuir a la adaptación del cambio climático.
¿De qué hablamos cuando hablamos de empleo verde?
En el año 2008 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) presentó el ¨sector verde¨ de la economía como un mecanismo integral y práctico de trabajo, que busca mediante el análisis y apoyo a las políticas de inversión incentivar los sectores verdes y cambiar los sectores económicos hostiles con el ambiente. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Confederación Sindical Internacional (CSI), con la intención de abordar las cuestiones apremiantes por las que pasaba el mundo, dieron paso en ese momento al concepto de empleo verde como una esperanza de la humanidad para poder hacer frente a dos de los desafíos más determinantes del siglo XXI, i) un desafío social principalmente causado por la pobreza y el desempleo y ii) la degradación ambiental y su empeoramiento por el cambio climático.
Para el PNUMA los empleos verdes son “los trabajos en agricultura, actividades de fabricación, investigación y desarrollo, administración y servicio que contribuyen sustancialmente a preservar o restaurar la calidad ambiental“. En otras palabras, se trata de empleos que ayuden a proteger ecosistemas y la biodiversidad; reducir el consumo de energía, materiales y agua mediante estrategias de alta eficiencia; y minimizar o evitar por completo la generación de todas las formas de residuos y contaminación.
Desafíos en la creación del empleo verde
La transición justa hacia una economía descarbonizada implica una serie de desafíos y oportunidades que los gobiernos deberán sortear para poder implementar los cambios que se necesitan. La incorporación de cambios tecnológicos, la inversión en infraestructura, el estímulo a la innovación y el desarrollo de cadenas de valor asociadas a nuevos sectores, son algunos de los escenarios para avanzar hacia una economía verde:
- Capacitación y Formación: Uno de los componentes valorativos en la transición hacia el empleo verde está representado por los esquemas de capacitación y formación. Se deben tener en cuenta las desigualdades existentes en este campo; en general la formación suele estar orientada a personas con niveles de educación inicial más altos y aquellos con un empleo formal y a tiempo completo. Esto perpetúa y amplifica las desigualdades en las competencias iniciales y puede generar un círculo vicioso de baja inversión en formación, competencias inadecuadas y baja productividad.
- Barreras para el desarrollo de Pequeñas y Medianas Empresas: Además de las grandes empresas, las pequeñas y medianas empresas (PYMES) son especialmente relevantes para avanzar en la sostenibilidad medioambiental y promover el empleo formal en las economías, pero también se enfrentan a una serie de obstáculos a la hora de hacer más eficientes y, sostenibles sus procesos. Estos obstáculos incluyen los costos adicionales derivados de la adaptación de nuevas tecnologías, el acceso limitado a información y el capital, prácticas voluntarias que no se traducen en beneficios empresariales y la percepción de las empresas de que los consumidores no se interesan por su impacto ambiental, entre otros. Para fomentar la adopción de soluciones de carbono cero y maximizar el potencial de aumento del trabajo decente, los gobiernos deberán promulgar paquetes integrales de reformas políticas que cambien las reglas del juego y permitan que surjan nuevos modelos de negocio.
- Desafíos y Potencialidades: La transición hacia una nueva economía creará potencialmente nuevos escenarios, lo que podría hacer que la transición se enfrente con algunos obstáculos a resolver. Empresas, trabajadores y comunidades podrán verse afectadas con los cambios de las actividades económicas que sean incompatibles con la política de reducción de emisiones. Es necesario anticipar estos impactos, minimizarlos y compensarlos con políticas y medidas complementarias para alinear la descarbonización con los objetivos de desarrollo sostenible y hacerla socialmente aceptable. Muchos deberán readaptar sus perfiles laborales y verán la necesidad de adaptar también sus competencias ocupacionales para avanzar hacia este tipo de economía.
- Reducción de la huella ambiental: El gran desafío en esta reconversión económica no sólo será la creación de nuevos empleos a través de industrias sostenibles sino también la reducción del impacto ambiental para la transformación en una verdadera economía sostenible con bajas emisiones de carbono..
- Creación o actualización de regulaciones: Todas las transformaciones hacia una economía descarbonizada deben estar acompañadas de marcos normativos y regulatorios que integren objetivos ambientales con objetivos relacionados con el empleo, para poder contribuir significativamente a garantizar sostenibilidad. Es importante considerar debidamente los estándares laborales internacionales al diseñar este tipo de políticas.
En lo que refiere a nuestra región latinoamericana el desarrollo de estrategias y acciones de resiliencia o descarbonización de la economía deberían comenzar de forma urgente. A pesar de albergar más del 50% de la biodiversidad del planeta, la gran mayoría de los países de la región posee importantes desigualdades en relación al acceso a servicios básicos, igualdad y seguridad social y ambiente saludable. Por otra parte, América Latina es una de las regiones más vulnerables a los impactos del cambio climático, concentrando alrededor del 79% de su población en áreas urbanas. La transición hacia una economía con bajos niveles de emisiones exigirá además incorporar la necesidad no sólo de robustecer la autonomía y la equidad a través del desarrollo territorial sino también la inclusividad y la transparencia, para promover una recuperación bajo esquemas de colaboración, donde valores como cooperación y articulación entre sectores estén incluidos.
Consideraciones Finales
Todas las formas de deterioro ambiental afectan de manera directa y negativa al mundo laboral Los empleos verdes tienen el potencial de convertirse en un motor de reactivación en las zonas urbanas. Espacios donde rápidamente pueden generarse puestos de trabajo son las áreas de energía y eficiencia energética, construcción y arquitectura sostenible por adaptación, o en la remanufactura, recuperación y reciclado en el sector de gestión de residuos sólidos urbanos. Por su parte, en muchas de estas líneas de trabajo son los más vulnerables los que pueden ser rápidamente incorporados al mercado laboral. No obstante el desafío sigue siendo la armonización o creación de marcos regulatorios que permitan no sólo establecer expectativas positivas sobre la reactivación económica sino un escenario transparente y claro para que las inversiones y las nuevas estructuras productivas se asienten.
Muchas regiones están ya liderando las acciones del cambio que propone la transición hacia una economía descarbonizada y socialmente inclusiva. Su valor estriba en la potencialidad que tienen como mecanismo de implementación de estas políticas. Las administraciones gubernamentales, en todos sus niveles, resultan claves, es hora de ser tanto visionarios como prácticos.
Acerca del autor / Pablo Mesa
Biólogo (UNLP), Magister Internacional en Diseño y Gestión de Programas y Políticas Sociales (FLACSO), con amplia experiencia en la gestión de recursos naturales y en el campo de la gestión ambiental: residuos sólidos urbanos, ordenamiento ambiental del territorio, gestión de la conservación de recursos naturales, planes de manejo y salvaguardas ambientales. Actualmente es Coordinador Académico del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM)
Acerca de la autora / Yanina Rullo
Yanina Rullo es Periodista, Licenciada en Relaciones Públicas, Integrante del Área de Territorios y Acceso a Derechos del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM). Su trayectoria se vincula a la defensa del ambiente, habiéndose desempeñado profesionalmente en distintos ámbitos de gestión institucional, tanto en el mundo de las organizaciones de la sociedad civil, como en ámbitos de gestión pública.