Ambiente

EN SUS RAMAS MÁS ALTAS SUSURRA EL MUNDO

Donar árboles

Por Zoe Gauna

¿Germinarías una bellota para plantarla en la Universidad? Zoe Gauna, estudiante de la UNAJ nos cuenta la historia de su roble de cinco años.  

Soy ingresante de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Tengo 19 años y estudio una carrera del Instituto de Ciencias Sociales y Administración. 

Se me ocurrió que era una buena idea plantar un árbol para empezar un proyecto y marcar el inicio de mi carrera universitaria. Esto establece un vínculo único con el tiempo. También, desde una mirada más altruista, es gozar con la idea de poner un grano de arena con el fin de mejorar el ecosistema. 

Hace algunos años, germiné mi bellota en un plato de plástico y con algodón humedecido (tal como aprendí en la primaria para germinar porotos), y anoté la fecha en una hoja que ahora está pegada en mi álbum: 21 de febrero de 2018. 

Gracias al trabajo de reproducción de especies vegetales del Bioespacio de nuestra Universidad se puede observar en los jardines una gran diversidad de flora.

Siento una hermosa conexión con Rignus

Los robles producen mucho oxígeno y son muy beneficiosos para nuestra atmósfera. Mi pequeño roble es una variedad de Quercus Robur, siendo parte de la familia Fagaceae. Es  una especie vegetal que perdura a través del tiempo y es conocida por la dureza de su madera, así como por su crecimiento tardío. 

Los robles son árboles vetustos. El más conocido a nivel mundial es el roble de Guernica, que murió en el siglo XIX después de haber vivido 1000 años. O el roble de Orkin que hoy, tras ser milenario, sigue viviendo en Navarra, España, y es considerado un monumento natural. 

Siento una hermosa conexión con mi roble al que le puse de nombre Rignus. Por eso invito a otros y otras a que donen  árboles, no solo en el contexto de la graduación, sino que sería mejor aun cuando una o uno comienza, pues es un símbolo de fuerza y perseverancia, dos virtudes que en las personas estudiantes universitarias son de verdad necesarias para progresar. Me imagino, con el pasar de veinte años, ya trabajando en mi profesión y visitando mi universidad, poder presenciar el nacimiento de sus primeras bellotas, debido a que este es el tiempo que tarda en dar fruto, aunque en otras variedades pudiera tardar cincuenta años. 

Cuando me acerco, veo sus hojas radiantes por el sol. Aun cuando en el día no hay viento, siento que sus hojas me saludan. No narro esto como una fantasía. Aunque, al momento de estas emociones desconocía que el imaginario colectivo de fuerza del roble está muy vinculado al pasado místico de este. 

En la cultura celta y griega se lo significa como una especie utilizada para profetizar y comunicarse con las deidades. Los druidas en el pueblo celta cumplían funciones de sacerdote, jueces y maestros, y en sus ritos escuchaban con atención el susurro de las hojas del roble para tomar decisiones importantes, debido a que creían que por esta vía se comunicaban con las divinidades.

 Cuando lo supe, fue enorme mi sorpresa al recordar cómo intuitivamente me gustaba escuchar el murmullo de sus hojas.

Quiero verlo crecer mientras estudio y visitarlo en veinte años.

En mi hogar no tenía espacio en el terreno, además sabía que no era prudente plantar un roble majestuoso que con el tiempo destruiría los cimientos de la casa de mis padres. Como tenía ya catorce años comencé a investigar dónde estudiar y me encontré con el nombre de la universidad más cercana y con opiniones tan positivas: la Universidad Nacional Arturo Jauretche. 

Decidí que sería un buen lugar donde podría verlo crecer a la par que realizara mis estudios. Pasaron los años y mi pequeña bellota creció en un balde a la espera de terminar mis estudios secundarios. Y así llegó el día. 

Cuando empecé el Curso de Preparación Universitaria (CPU), recorrí la facultad hasta finalmente encontrar el edificio de Infraestructura. Hice mis averiguaciones y me dijeron que podrían buscarlo en mi casa con el transporte universitario. Igual me indicaron que sería más conveniente esperar la estación primaveral debido a que había mucho riesgo de que a Rignus le hiciera daño el cambio, debido a las bajas temperaturas. 

La suma de todos los árboles.

“La vida de las personas en buena parte determina la vida de los árboles y, al menos en términos gruesos, ésta influye en la vida de las comunidades y seres humanos. Árboles y personas transitan por avenidas que a menudo se entrecruzan” (Pogue, 1992). 

Plantar árboles y flora autóctona puede, según el ingeniero agrónomo Carlos Anaya (2023), ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, así como mejorar la calidad de vida de la población. Según él: “La suma de todos los árboles, ya sean de dominio público, semipúblico o privado conforman el bosque urbano de las ciudades y cada uno de esos elementos deben ser conservados íntegramente, para que en su conjunto podamos beneficiarnos de los servicios ecosistémicos que generan”.

Rignus fue finalmente plantado a tierra el 19 de octubre de este año. Me despido compartiendo  una reflexión del reconocido escritor alemán, Herman Hesse (1877-1962):

Los árboles han sido siempre para mí, los predicadores más profundos. Los reverencio cuando viven en bosques y arboledas, y los reverencio aún más, al verlos crecer solos. Son como los solitarios, no como los ermitaños, escabullidos por alguna debilidad, sino como aquellos grandes hombres solitarios, como Beethoven o Nietzsche. En sus ramas más altas susurra el mundo, sus raíces descansan en el infinito sin perderse en él, luchan con todas las fuerzas de su vida para una sola cosa: cumplir consigo mismo de acuerdo a sus propias leyes, construir su propia forma, representarse a sí mismo, acabadamente“.

Bibliografía:

Anaya C. (23 octubre de 2023). La importancia del árbol urbano para mitigar los efectos del Cambio Climático. Investiga Ciencia y Tecnología de la UNLP.

Herman Hesse. (1877-1962). “Vagando, notas y esbozos”. En https://www.elentrerios.com/opinion/sobre-los-rboles.htm

Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la República Argentina. (2022). Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático.

Pogue, R. (1992). Forests: the shadow of civilization. Chicago: University of Chicago Press.

Acerca de la autora / Zoe Gauna

Estudiante de primer año de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Escritora, investiga sobre biografías y tiene interés en diversos temas vinculados sobre todo en las problemáticas presentes en el territorio. 

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