Los países resaltados son los únicos en el mundo con educación superior gratuita
A 70 años del decreto de gratuidad de la enseñanza superior que otorgó en la Argentina un derecho que solo tienen un puñado de países, las nuevas universidades del conurbano reivindicamos aquella herencia en la continuidad de las políticas de inclusión que la universalidad de la enseñanza superior conlleva.
La universidad es una institución que al día de hoy continúa participando en la consolidación y reproducción de las jerarquías sociales y diferencias económicas. Aún así, no es menos cierto que, a lo largo de su historia, fue horadada por tensiones que provocaron su transformación y pusieron en discusión su carácter de privilegio.
En particular, a lo largo del siglo XX, la universidad fue atravesada por movimientos políticos y conflictos que la corrieron de aquella vocación de institución reproductora de la elites, y así amplió sus funciones, adquirió mayor compromiso social e hizo suya, en mayor o menor medida, una misión social más amplia que la de mera expendedora de títulos.
Sin duda, como senderos viejos, persisten hoy en nuestras universidades los trazos de aquella universidad de élite: predominan las carreras que dan título para profesiones liberales, las universidades hacen culto de una ideología del mérito, asistimos a muchas veces a una valoración de lo extranjero que acríticamente desprecia la cultura propia, y así podríamos continuar enumerando discusiones conocidas y perpetuas.
La Reforma Universitaria de 1918 fue una parte importante de esta historia de la democratización de la universidad –una historia de avances y retrocesos, y siempre con mojones que se alejan más una y otra vez—; sin embargo, aquí nos proponemos insistir en otro de los hitos no menos importantes, pero tal vez escasamente recordados. Nos referimos al Decreto N° 29.337, por el cual se suspendió el cobro de aranceles universitarios. La medida fue anunciada por Perón el 20 de junio de 1949 y luego decretada el 22 de noviembre del mismo año. Tal vez un hito “olvidado” por una historia que en su afán profesionalizante no revisó los propios tamices de los que ella se nutría para interpretar la realidad, los cuales juzgó como universales y únicos.
Repasemos algunos aspectos de aquella medida. Una simple observación permite advertir que el Decreto por que cual se suprimieron los aranceles y se sancionó la gratuidad universitaria cumplió un lugar central en la ampliación de la población estudiantil del período:
Estudiantes universitarios entre 1945-1955 | ||
Años | Cantidad | Incremento (1945-1955) |
1945 | 47400 | 192% |
1946 | 52011 | |
1947 | 51447 | |
1948 | 56722 | |
1949 | 66222 | |
1950 | 80292 | |
1951 | 90922 | |
1952 | 98132 | |
1953 | 119063 | |
1954 | 135907 | |
1955 | 138249 | |
Cuadro elaborado en base a Cano, Daniel, La Educación Superior en la Argentina, Buenos Aires, Grupo Editorial Latinoamericano,1985. pp. 107-108. |
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NOTA: Los datos coinciden parcialmente con los que brinda Portantiero, quien sostiene que en 1947 había 51.272 estudiantes universitarios, número que se incrementa a 143.452 en 1955. Cfr. Portantiero, J. (2012 [1969]). Estudiantes y populismo. Los Trabajos y Los Días, año 4, no. 3. |
El crecimiento de la población universitaria supera con creces al crecimiento de la población durante el período y, al mismo tiempo, supera también el incremento de la población estudiantil durante el período 1958-1968:
Estudiantes universitarios | ||
Años | Cantidad | Incremento (1958-1968) |
1958 | 137673 | 72% |
1968 | 236453 | |
Cuadro elaborado en base a Cano, Daniel. La Educación Superior en la Argentina. Buenos Aires: Grupo Editorial Latinoamericano,1985. pp. 107-108. |
La gratuidad no fue la única medida universitaria de los gobiernos peronistas sino que formó parte de un conjunto de medidas tales como: la creación de la Universidad Obrera Nacional, la sanción de dos leyes universitarias, entre otras medidas que fueron centrales en la disputa por una transformación cualitativa de las universidades. En otros términos, la gratuidad formó parte de un conjunto de medidas tendientes a dirimir la disputa sobre el rol de la universidad en la sociedad y de los universitarios dentro de un proyecto de nación. Parte de esta concepción puede observarse en algunos de los discursos de Perón en la Universidad Obrera, donde manifestó la necesidad de articular “el concebir” con “el hacer”, pero también podemos observarlo en la idea que Perón repetía acerca de dotar de mayor sentido a lo Nacional, palabra que sucede a Universidad, pero que según él, hasta el momento sólo lo era por una situación de ubicación azarosa y no debido a una misión.
La eliminación de los aranceles universitarios adquiere sentido en tanto tiene como fin: “Que la enseñanza sea absolutamente gratuita y al alcance de todos los argentinos que anhelen instruirse para el bien del país”. En esta afirmación de Perón en el discurso del 20 de junio de 1949, combina el anhelo individual asociado al bien colectivo. Creemos que allí anida parte del sentido profundo de la gratuidad.
La gratuidad hoy
El carácter gratuito de la universidad ha marcado profundamente nuestra tradición universitaria. Tanto que la reciente creación de Universidades Nacionales en territorios donde otrora no existían posibilidades de acceso a la Educación Superior, debería ser pensada como un capítulo más de ella; en el sentido de que estas universidades ampliaron el acceso efectivo al derecho a la educación superior y reforzaron la concepción universitaria que portaba el decreto de Perón, de entender a la universidad como institución estratégica para el desarrollo de la comunidad nacional y local.
En claro constraste, las políticas conservadoras suelen ver en la gratuidad un despilfarro de recursos, una política del “facilismo”. Otras versiones atadas a la lógica del privilegio han visto a la gratuidad como una política que desvirtúa el orden natural de las cosas, como una farsa. Un buen ejemplo de ello fue la conocida y triste afirmación de la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires sobre lo errado de crear universidades, debido a que “todos sabemos que los pobres no llegan a la universidad”. En definitiva, en torno a la gratuidad gira el futuro o el pasado, una concepción democrática o una concepción elitista.
La conmemoración de los 70 años del decreto de gratuidad, sancionado durante primer gobierno de Perón, puede adquirir potencialidad si lejos de atarnos a la simple rememoración ponemos en diálogo aquella política de democratización con las deuda pendientes en materia de inclusión y desarrollo del sistema universitario, recuperando la gratuidad más allá del beneficio individual, como el carácter eminentemente colectivo del mismo. En otras palabras, no olvidarnos que la universidad es financiada por el conjunto de los y las argentinos y argentinas y ello trae como consecuencia la responsabilidad de ser universitarios comprometidos con la construcción de una sociedad soberana y con justicia social.
Acerca del autor / Julián Dércoli
Trabajador No docente y Docente de la materia Política y Sociedad de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Licenciado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Autor del libro “La política Universitaria del Primer Peronismo”. Se desempeña como Coordinador Académico Administrativo del Instituto de Ciencias Sociales y Administración.