Ambiente, Nosotres

MUJERES PERIURBANAS

Alicia González, guardiana de las semillas

Por Carolina Diez y Natalia Prozman

Alicia González es una lideresa periurbana de Florencio Varela, Argentina, cuya labor en defensa de las semillas criollas y la soberanía alimentaria la convierte en una figura fundamental en la construcción de alternativas justas y sostenibles. 

Junto a nuestro equipo de investigación y vinculación territorial “Mujeres periurbanas” de la UNAJ tuvimos el gusto de conversar con ella en el Primer Festival de la Soberanía Alimentaria que se realizó en la primavera del año 2022 en el campus de nuestra universidad. Luego nos recibió en el CEDEPO -su casa, la casa de muchas-, y así comenzó a tejerse un vínculo con una de las activistas más importantes de la agroecología de nuestro país. 

La historia del Centro Ecuménico de Educación Popular (CEDEPO) se remonta a inicios de la década de 1980. La dictadura todavía continuaba desplegando una fuerte represión en los barrios populares. Alicia lo sabía de primera mano por su tarea de alfabetización en la zona sur del conurbano bonaerense. En esos momentos, con un grupo de educadores populares, participó del proceso de toma de tierra en San Francisco Solano. En ese asentamiento, el problema de la alimentación se recortó como cuestión de urgente atención. Así surgió la idea de construir huertas y criar pollos en el “fondo de Varela”.

Alicia fue fundadora y es referente de CEDEPO, una organización civil con larga trayectoria en alfabetización en barrios populares y que desde inicios de la década de 1990 organizó un espacio denominado Centro de Educación, Experimentación y Producción Agroecológica conocido como “La Parcela”, ubicado en la localidad bonaerense de Ingeniero J. Allan, zona rural de Florencio Varela. 

Las semillas tienen memoria histórica

En aquel festival de 2022, Alicia charló con el público presente. Con una semilla entre sus manos, preguntó: “¿cuándo se volvió invisible algo tan esencial para la vida humana?”, y agregó: “las semillas cuidan la vida, son el origen de la vida y la base de la seguridad alimentaria del humano. Ellas tienen memoria histórica”. Con su voz pausada de gran narradora, nos enseñó que la semilla es parte de nuestra identidad, es movimiento y vida. Es allí donde todo comienza.

Esa tarde, también honró a la Pachamama, revalorizó la cultura guaraní y la memoria ancestral. Desplegó sus dotes de educadora para enseñarnos sobre la nutrición de la tierra y el resguardo y cuidado de las semillas. Subrayó el protagonismo de las mujeres en el mundo de la agricultura familiar y su papel en las prácticas de “cuidado comunitario”, entre ellas la defensa de la soberanía alimentaria en los territorios periurbanos, constantemente presionados por la especulación inmobiliaria. 

Después de su intervención reforzamos nuestro empeño por el proyecto que llevamos adelante, un grupo de docentes, estudiantes, graduadas y nodocentes de la UNAJ, que apuesta a la construcción de conocimiento situado sobre las condiciones de vida de las mujeres de la agricultura familiar en el periurbano de Florencio Varela desde una perspectiva de género. 

Feminista popular y defensora ambiental

Alicia es una feminista popular y defensora ambiental que, desde inicios de la década de 1980, realiza una tarea educativa cotidiana y silenciosa pero muy potente en materia de soberanía alimentaria. Los frutos de ese empeño se dejan ver en la denominada “parcela agroecológica” del Centro Ecuménico de Educación Popular (CEDEPO). En ese lugar había funcionado una fábrica de ladrillos, era una “tierra muerta, decapitada, todo arcilla”, recuerda. Hoy es un espacio de biodiversidad gracias al tesonero trabajo de recuperación que realizaron desde la asociación. 

Su compromiso con la defensa de los derechos humanos y su apuesta “colocar, siempre, la vida en el centro” vienen de larga data. En su juventud, que transcurrió en la tierra colorada de Misiones, las desigualdades y las injusticias históricas sufridas por las poblaciones de los territorios rurales la decidió a sumarse a las Ligas Agrarias, un movimiento cooperativo de campesinos y campesinas de las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Entre Ríos, surgido en los años setenta y que fue duramente perseguido por la última dictadura cívico-militar. Su militancia en pos de la transformación política en las ruralidades se mantuvo en el tiempo, adquiriendo nuevas formas de intervención. El compromiso de Alicia por la vida digna brotó y se multiplicó en el periurbano bonaerense. Alicia es rizoma, semilla de justicia ambiental y de género.

La experiencia del CEDEPO en torno a cómo aprender desde la praxis, continuando con el pensamiento de Freire y la educación popular, se replicaría más tarde en otra iniciativa comunitaria: la Casa de las Semillas.

La Casa de las Semillas, un espacio de cuidado y soberanía ancestral

En La Parcela del CEDEPO se encuentra la Casa de la Semilla. Allí se cuidan, se recuperan y se resguardan las semillas nativas. Esta tarea la realiza una emprendimiento asociativo llamado MINKA Semillera -su nombre alude al trabajo comunitario de tipo solidario de las tradiciones indígenas latinoamericanas- que produce hortalizas y plantas medicinales de manera artesanal y agroecológica. La iniciativa surgió a fines de la década de 1990 cuando varias organizaciones como la Cooperativa APF Varela, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, la Comunidad Warisata del Movimiento de Mujeres Indígenas del Abya Yala, la Cooperativa de Producción Agroecológica, la Cooperativa Raíces de Vida y el Pro Huerta del INTA se unieron para satisfacer la propia demanda y necesidad de contar con semillas criollas para la producción de alimento, como así también garantizar el sostenimiento del intercambio y la comercialización de las mismas.

Liderada por las mujeres de las organizaciones locales, MINKA Semillera es, según Alicia, la “casa de la abundancia y la soberanía”. Sus integrantes realizan un trabajo de limpieza, secado, selección y registro de las semillas. También deciden qué producir y lo hacen de manera comunitaria. Esto facilita la autonomía de las mujeres y de las familias de la agricultura familiar frente a la mercantilización de los recursos que propone el modelo capitalista. Al mismo tiempo se preserva la biodiversidad ya que se garantiza la variedad en la producción de alimentos. 

Tuvimos la oportunidad de conocer los libros de registro, donde queda plasmado un valioso conocimiento sobre los procesos de reproducción de cada variedad y especie. Es una labor, nos dice Alicia, que implica exhaustividad y consideración por los detalles. 

Nos distribuimos las tareas y durante toda esa temporada vamos haciendo el seguimiento, haciendo registros. Cuando ingresa la semilla se pone la fecha, se hace la limpieza, por especie y variedad. De cada una tenemos la historia, las fotos. Durante la producción en cada uno de los predios se va anotando. De acá sale la trazabilidad: quién es el productor, número de lote, para ubicarlo, origen de la semilla, qué superficie sembramos, fecha de siembra, de trasplante, cosecha y cantidad plantadas. Todo lo vamos anotando (Conversación con Alicia González, 05/09/2022)

En la Casa de la Semilla, como en el CEDEPO, se pone de manifiesto un esfuerzo cotidiano que produce un saber fundado en la experiencia, creado colectivamente y a disposición de las comunidades. El diálogo de saberes, los emergentes del territorio, se hacen raíces, dejando un bosque que resiste a los avatares de siempre, de ahora y del mañana.

A través del ejemplo de Alicia González y las iniciativas que lleva adelante, queremos destacar la importancia de la agroecología cómo acción transformadora, la defensa de las semillas criollas y la participación de las mujeres en la construcción de alternativas al modelo agroindustrial dominante. El trabajo de Alicia nos invita a reflexionar sobre la necesidad de revalorizar los saberes ancestrales, fortalecer la organización comunitaria y construir un futuro donde la vida y la tierra sean el centro.

Acerca de las autoras

Carolina Diez

Dra. en Antropología Social (PPAS- UNaM). Docente e investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ).

Natalia Prozman

Lic. en Gestión Ambiental (UNAJ) y doctoranda de la UNQUI. Docente e investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ).

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