Entrevistamos a Cecilia Bacchetta, secretaria de Actas, Prensa y Organización de la Asociación del Personal Jerárquico de la TV Pública y conversamos con ella sobre su experiencia como representante gremial, la persecución laboral que sufrió a manos de la gerencia del medio público y las dificultades que enfrentan las mujeres a la hora de militar en sus sindicatos.
Cecilia es licenciada en Relaciones Industriales y docente investigadora de la carrera de Relaciones del Trabajo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. En el año 2015 comenzó a trabajar en la TV Pública y al año siguiente asumió responsabilidades sindicales en la Asociación Gremial del Personal Jerárquico (APJ). En marzo del 2018 las autoridades del canal oficial le negaron el ingreso a su lugar de trabajo. Luchó en los Tribunales y logró su reincorporación.
¿Cuándo ingresaste a la TV Pública y cómo llegaste formar parte de la Comisión Interna de tu gremio?
Ingresé a la TV Pública a través de un concurso público y abierto en el año 2015 como Asistente Especializada para la Gerencia de Recursos Humanos luego de un proceso complejo de selección que implicó varias entrevistas y oposición de antecedentes. Mis funciones principales se vincularon con concursos internos y externos (búsqueda y selección de personal) y gestión e implementación de planes de capacitación. Mi primer contacto con la Asociación Gremial de Personal Jerárquico (APJ) fue en la entrevista de selección ya que los gremios participan como veedores. Allí conocí al Secretario General, quien un año más tarde me invitó a formar parte de una lista para integrar la Comisión Interna de APJ. Compartí esa lista con una compañera y dos compañeros, ya que desde la conducción de APJ se piensa en todas las actividades desde la paridad de género, uno de los motivos que me entusiasmaban para acompañarles ya que en el Canal no llegamos a ser ni el 30% las mujeres trabajadoras. Para el 2016 ya era delegada y esa actividad me apasionaba.
¿Ya habías participado, previamente, de la actividad gremial? ¿Cuánto de tus expectativas frente al desafío de sumarte al gremio se cumplieron?
Esta es mi primera experiencia y tuve la ventaja de contar con una comisión que respetaba mi posición como militante feminista y en conjunto comenzamos a atravesar cada conflicto desde una mirada de género. Me sentía honrada de haber sido elegida. Aprendo mucho de mis compas, que tienen más de 30 años trabajando en la TV. Grandes profesionales y excelentes personas. Me enorgullece formar parte de la conducción de un gremio que apoya y organiza actividades para el 8M, para la movilización de Ni Una Menos; en este momento estamos planificando espacios de concientización contra la violencia de género y la necesidad de equidad laboral. Se generan muchas discusiones en las cuales nos permitimos expresar nuestras dudas y entre todes tomamos las decisiones. Algunas veces me toca abandonar la discusión pero siempre hay revancha para retomarla… Sobre todo en cuanto al lenguaje inclusivo; no siempre logramos acordar utilizarlo, pero soy optimista y vamos camino a ello.
¿No generó rispideces tu posición feminista en el gremio? Los sindicatos, como muchos otros ámbitos de la vida social, se mostraron –y se muestran– poco permeables a incorporar una perspectiva de género a la hora de encarar su trabajo…
Dentro de mi gremio siempre me respetan y cuando sugiero incorporar algún eje inclusivo o alguna actividad relacionada con género y trabajo, están muy predispuestos. Eso me interpela para estar muy preparada para poder dar respuesta a las miles de preguntas que surgen en cada reunión… aunque también vuelan chistes que son el puntapié para cuestionar y mejorar nuestras prácticas comunicacionales. De todas maneras he atravesado situaciones con otros compañeros en los que si voy con un varón delegado al momento de conversar lo miran a él, yo pregunto y le contestan a él, inclusive no intercambian mirada conmigo
Imaginamos que sumar a tus compromisos familiares y laborales el de la representación gremial implicó cambios en tu cotidianeidad: ¿Generó muchas tensiones con esos otros aspectos de tu vida? ¿Cómo las tramitaste?
Somos una familia ensamblada y numerosa. Cuando le dije a mi compañero “voy a formar parte del gremio” me dijo “el Canal, la maestría, UNAJ, les chiques… el Gremio”. Y remató “bueno, ya nos organizaremos”. Al principio es complejo manejar los horarios, sobre todo porque los conflictos gremiales no tienen horario laboral: compañeres con angustia que te llaman por rumores o por “aprietes” para que se jubilen o se retiren, llamadas eternas con la cena lista y todes esperando. En casa, todes colaboramos y repartimos las responsabilidades intentando ser equitatives, aunque no siempre lo logramos. Mi compañero también es militante y esas actividades por lo general se dan luego del horario laboral, por la tarde noche. Se tramita como en una montaña rusa, sabemos a qué hora comienza el día, qué actividades tiene cada hije ¡pero no sabemos cuándo ni dónde se termina!
¿Cómo afectó el cambio de gobierno en la vida de la TV Pública? ¿Cómo lo viviste vos como dirigente sindical?
El Canal ya no sostenía el proyecto de la gestión anterior. Los reclamos que llegaban a la Comisión Interna cada vez eran más graves, desde no respetar los convenios colectivos hasta desconocer la reglamentación de Concursos. Por ello comenzamos una cantidad de acciones en defensa de nuestros derechos uniéndonos de a poco con los otros gremios que pertenecen al Canal 7, como SIPREBA, SATSAID y SAL. Esto implicó que se me fueran apartando progresivamente de mis tareas en Recursos Humanos –no me daban y me quitaban tareas– poniendo en duda mi disponibilidad para trabajar aduciendo el ejercicio de mi función gremial.
El 6 de marzo del año pasado, cuando intento fichar, mi huella estaba borrada. A las claras era una actitud antisindical de parte de la empresa, sin sustento legal y totalmente reprochable de cara al 8M. Luego de una asamblea donde terminamos llorando de impotencia, bronca, sintiendo que ni siquiera respetaban nuestra condición de trabajadorxs, y en vista de que la Gestión no recibiría a los gremios, las mujeres de APJ tomamos la decisión de intervenir. Presentamos una nota a la gerenta de Recursos Humanos ya que entendíamos que compartir la condición de género representaba una ocasión de establecer un diálogo constructivo, moderado, reflexivo y productivo. Pero ser mujer no garantiza una perspectiva de género ni mucho menos feminista, con lo cual no resultó como esperábamos.
RM: ¿Cómo encararon, desde la comisión interna, la situación? Porque lo tuyo no fue un despido en sentido estricto. Te pagaban el sueldo pero no podías trabajar ni circular libremente por el Canal. Y hasta te “otorgaron” compulsivamente una licencia gremial que no está contemplada en el Convenio Colectivo
CB: Era una situación compleja. Yo había perdido mi trabajo. Todo aquello por lo que me esforcé en aquel concurso público, los ideales con los que empecé a trabajar… todo destruido. Ya no existía el Canal en el que había ingresado dos años atrás. Junto a mis compañeres tomamos la decisión de acudir a la justicia, sabiendo que era probable que, si existía posibilidad de reingresar, esto “enojaría” más a la Gestión y sería “castigada”. Mi comisión siempre me apoyó y fue al frente. Terminamos con bombos junto a otros gremios frente a la oficina de RR.HH. Presentamos una Acción de Amparo y rápidamente se hizo lugar a una medida cautelar y se ordenó mi inmediata reinstalación.
Pero la Gestión decide desobedecer el fallo judicial. Estuve casi un año concurriendo al Canal todos los días en mi horario laboral, ingresando como visita y pasando horas en el local gremial o en el comedor, reafirmando que yo quería trabajar y que no aceptaba ninguna licencia. Sin funciones y sin espacio físico de trabajo. Me aislaron, me marginaron física y profesionalmente, es un claro ejemplo de violencia laboral. Trabajar es central en mi vida y arbitrariamente sin contemplar mis esfuerzos por aportar valor a mis tareas, pretendieron despojarme de mi identidad como trabajadora.
Pero mi situación no fue algo aislado se enmarca en un contexto de ataque a les trabajadores de la TV Pública, que incluye paritarias 0%, rebajas salariales, la difamación y las acusaciones falsas como decir que cobramos salarios por encima de los medios privados… Finalmente, la Cámara de Apelaciones resuelve confirmar la sentencia apelada por la Gestión y condenarla por daño moral ya que la licencia otorgada sin que pudiera ejercer mis tareas habituales respondió a razones de “discriminación peyorativa con fundamento en mi participación gremial”.
¿Cómo es hoy tu situación en el Canal? ¿Seguís formando parte de la Comisión Interna?
Hoy estoy trabajando sola en una oficina, apartada de mis compañerxs, desarrollando el Plan Anual de Capacitación. En 2018 fui elegida como Secretaria de Actas, Prensa y Organización de APJ conformando así la Comisión Directiva y con más fuerza que nunca acompañando las luchas que estamos dando en defensa de nuestros derechos laborales, de nuestros convenios colectivos de trabajo y por una TV Pública federal, plural, inclusiva y feminista.
A partir de tu experiencia como dirigente gremial ¿Cuáles son los desafíos a encarar para la construcción de sindicatos con igualdad e inclusivos, con una agenda de género?
Creo que sumar una agenda feminista es central porque es transformador, ya que transforman nuestras vidas, nuestros ámbitos laborales, nuestras prácticas políticas. Debemos sumarla en las instancias de negociación colectiva. Por eso alentar la participación de todes –pero especialmente de las mujeres, lesbianas y trans– en las asambleas, en las actividades, en los talleres, y las capacitaciones es fundamental. La equidad está aún muy lejos de la actividad televisiva, ya que es un espacio históricamente hegemonizado por varones, su génesis técnica duplica esta condición. En los canales de tv, las mujeres representamos un pequeño porcentaje (ínfimo si observamos los puestos jerárquicos). Son territorios predominantemente masculinos y tenemos la tarea de interpelar esas masculinidades hegemónicas.
Como dirigente gremial, además de incentivar la participación (también en conducción) en el sindicato hay que proponer acciones para la incorporación de mujeres, lesbianas y trans dentro del Canal ya que somos discriminadas al momento del ingreso en puestos operativos. Impulsar y garantizar el acceso de las mujeres a todos los sectores y áreas. Discutir las formas de segregación. Potenciar herramientas que permitan romper esos techos de cristal que en muchos sectores se han convertido en techos de plomo. Pensar la organización social del cuidado como un derecho. Nuestras compañeras hacen malabares para poder llevar adelante sus proyectos profesionales y asumir la logística cotidiana que implica cuidar de sus hijes, estudiar, cuidado del hogar. Las políticas de género deben atravesar las organizaciones y el mundo del trabajo.