Dossier Movimientos sociales

ENTREVISTA A ASTOR MASSETTI

De lo local a lo general, de lo social a lo político

Por Revista Mestiza

Lic. en Sociología, especialista en antropología social y política y Dr. en Ciencias Sociales. Docente en la UBA y en la UNAJ. Investigador del IIGG y CONICET. Exdirector del Departamento de Sociología de la UNMDP y actual coordinador de la Licenciatura en Trabajo Social (UNAJ). Autor de Piqueteros (2004); La década piquetera, 1995-2005  (2009); Coautor, junto con Marcelo Gómez, de Los movimientos sociales dicen (2009). Compilador, junto con Ernesto Villanueva y Marcelo Gómez, de Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy (2008) y La protesta social en la Argentina del bicentenario (2010)

 

 

¿Cuál es la presencia de los movimientos sociales en la Argentina actual?

Tienen una presencia muy fuerte, forman parte del escenario latinoamericano de los últimos 30 años y todo indica que tendrán una preeminencia muy importante. Desde el último cuarto del siglo veinte, las grandes instituciones políticas tradicionales empezaron a desintegrarse, a cambiar su sentido, a cambiar su relación con su base social. Estamos hablando fundamentalmente de los partidos y los sindicatos. En medio de esas transformaciones emergen nuevas formas de expresarse políticamente.

 

¿Por qué son “Nuevos movimientos sociales”?

No, no son nuevos, la denominación “nuevos” tiene que ver con la disputa paradigmática entre Estados Unidos y Europa. Los movimientos sociales se estudian desde más o menos la década del veinte del siglo pasado. Estaban pensados para explicar los fenómenos de auge de masas totalitarios, el nazismo y lo que estaba sucediendo en la Unión Soviética. La categoría fue desarrollada para pensar por qué la población adhería a estos movimientos.

 

En el caso de los desocupados hay una diferencia entre el viejo movimiento social tradicional, el movimiento obrero organizado respecto de este grupo que ha quedado fuera del mercado formal del trabajo.

La diferencia es que cuando pensamos en la década del 40, que no existía este tipo de representaciones sino que en esa década se dio la consolidación del modelo de partidos y el modelo sindical o el modelo corporativo. Lo que vemos en la actualidad es la contraparte, o sea la modernización, la transformación de esa forma de politizar las clases populares. Lo que te decía, “nuevos movimientos” se empezó a llamar en Europa porque después del mayo francés y la derechización de la sociedad francesa había que explicar qué lugar ocupaban algunos sectores que para la teoría marxista tradicional eran subalternos o eran de las clases dominantes como en el caso de los estudiantes y que habían apoyado la gran huelga obrera metalúrgica que fue lo que originó el movimiento político del Mayo francés. Entonces para pensar, estas categorías, que no son obreros ¿son clase revolucionaria o no? Empezaron a tomarse en cuenta los movimientos como el Partido Verde, los feminismos, que ocuparon su lugar en el proceso de transformación de la sociedad. Los franceses, empezaron a llamarlos “nuevos” movimiento sociales. Fijate que la terminología tiene que ver con explicar lo viejo con una categoría nueva.

 

Vayamos a los nuestros, a la realidad actual de este movimiento que genéricamente llamamos piqueteros, si se puede medir…

Llamamos piqueteros a un fenómeno que ocurre en nuestro país desde la vuelta de la democracia, que es una forma de hacer política en los barrios. Estalló sobre todo en los picos hiperinflacionarios de finales de los ochenta donde, la gente para sobrevivir no solamente saqueaba supermercados sino que se organizaban en los barrios para comer, ollas populares. También para otras funciones de la vida cotidiana como puede ser hasta el caso de crear una línea de colectivo, tratando de urbanizar. Una de las principales funciones que tiene el neoliberalismo es una especie de destrucción de humanidad, va cambiando la forma en la que organizamos la vida cotidiana. Las necesidades se resuelven colectivamente en los barrios populares. Este fenómeno tiene una larga trayectoria y nosotros vemos la película en un momento, en el momento en que hay una pueblada originada en un pueblo del interior del país, Jujuy, en donde se hacen piquetes para cortar la ruta como forma de protesta y esos piquetes son televisados a todo el país como una pueblada exitosa, porque la jueza nacional encargada de liberar la ruta, hace despejar a la gendarmería en vez de reprimir, porque no se trataba de un delito el corte de la ruta sino un delito de sedición declarándose incompetente para tratar el caso y se levantó la represión. Desde allí se asoció la palabra “piquete” o “piqueteros” con esa victoria. De allí salto como una forma argentina de representarse en el espacio público, de repente todos se hicieron piqueteros, todas las organizaciones que tenían otro tipo de origen como, por ejemplo, la problemática del hábitat popular. Una de las organizaciones piqueteras más conocidas que es la Federación de Tierra y Vivienda tiene sus orígenes en la toma de tierras acá en Quilmes en la década del los ochenta, en cierto modo protegida por el obispado de Monseñor Novack.

 

El famoso y extenso corte de la ruta 3….

Si, fue una larga toma y eso fue el bautismo de fuego de esta organización. Pero ella tiene su raíz, no en los problemas de la desocupación sino en problemas del acceso a la vivienda popular.

 

Hay veinte años de consolidación de varias estructuras organizativas que van desde el gobierno de Menem, el gobierno de la Alianza y por la experiencia de doce años de los gobiernos de Néstor y Cristina. En este sentido, todos esos veinte años han sido de crecimiento de las organizaciones.

Si, de crecimiento y de transformación constante. Hay dos claves indispensables para pensar este tipo de politizaciones. La primera es que es muy dinámica. El formato actual, los líderes actuales o sus modelos de representación no van a ser constantes para toda la vida porque no tienen necesidad de serlo. Es muy variable y muy coyuntural. Y lo segundo es que son procesos macro, que tiene mucho que ver con lo que pasa en el resto del cono sur.

 

Se ha ido dando un proceso de institucionalización cuya culminación es que en el día de hoy se quieran constituir en una rama de la CGT ¿Por qué es esto?

Ha pasado de todo, desde un grupo de madres que trataba de darles la leche a los chicos en el barrio hasta participar como diputados o Secretarios de Gobierno en la época de Kirchner. En estos veinte años han tenido muchas transformaciones y crecimiento. Hoy por hoy, la formas que adopte el avance, la acumulación de fuerzas, la representación, tiene que ver con la coyuntura. Uno de sus grandes desafíos es que las formas organizativas creadas en los últimos treinta años, hoy están interpeladas. Lo más probable es que haya procesos de reinterpretación de las representaciones políticas y que se avance a una transformación.

 

Las organizaciones obtuvieron  la personaría gremial como CTEP y hoy piden ser parte integrante de la CGT, ¿Qué opinas?

Es importante tener un paraguas institucional que te contenga. También hubo un intento de hacer esto mismo con la CTA, de ser la rama sindical de los movimientos territoriales, planteado en un Congreso de Mar del Plata hace muchos años, cuya consecuencia fue la ruptura de otros grupos políticos que quedaron afuera de esa estrategia. Más que nada lo que buscan es un paraguas institucional que los contenga para construir desde ahí. Lo de la CGT se funda también en la esperanza de que sea el movimiento obrero organizado por medios de la CGT el que traccione la protesta social en la Argentina.

 

También hay quienes opinan que le trabajo social desarrollado por las organizaciones sociales provee una asistencia más económica que la que podría otorgar el Estado, o se a que estarían reemplazando al Estado en su función de asistencia social

Creo que el Estado no se reemplaza. El Estado adquiere formas diferentes, porque si fuera el caso en el que el movimiento social es financiado y fijada algunas de sus misiones por políticas estatales, de alguna manera se transforma en el Estado. Lo que es diferente es que son actores más legítimos, del territorio, pero la función del Estado no se licúa, está ahí, está presente. Aunque no creo que sea este el caso. Lo que sí hay es una intencionalidad de los movimientos de no perder el control de algunas ventajas que provee el Estado para la vida cotidiana de la gente. Una forma de proteger esa política pública. Es la estrategia para garantizar en los territorios de un piso de política pública.

 

En una reciente entrevista que le hicimos a Emilio Pérsico, el decía que no creía que se volviera hacia atrás en el tema de la recuperación del trabajo, sino que la existencia de la economía popular y la posibilidad de crecimiento material a través de la producción generada por estos colectivos informales de trabajadores constituía el futuro esperable en el proceso de globalización e informalidad del trabajo.

La economía popular es un sector que tiene una productividad muy baja y problemas legales muy fuertes que siempre te limitan, sobre todo en el momento de la comercialización y de la recapitalización. Un ejemplo: El Estado, en el gobierno anterior, mediante el plan “Argentina Trabaja” te ponía una plata para equipamiento en maquinaria hasta parte de la mano de obra con plan “Jefes y Jefas de trabajo” pero no para el insumo básico. Había contradicciones desde el punto de vista productivo. Y lo que no se hizo a gran escala en Argentina fue que el Estado comprara el producto final.

 

O que provea el canal de realización de las mercaderías.

En algunos casos, como en los textiles, se logró. Fueron algunas experiencias. El ejemplo típico es la compra de los guardapolvos, pero son pocas experiencias, muy focalizadas y dependientes de las relaciones con el Estado.

 

Hablemos de la relación de estos movimientos sociales con la política.

Es un tema que me interesa mucho. Cuando se analiza a estos actores tanto en la década del ochenta como en la del noventa tenían muchos problemas para transmitir a sus bases posiciones ideológicas o políticas. La función fundamental era conseguir recursos. El paso a la política comienza a partir del 2003 con el triunfo de Néstor Kirchner donde, además de poder organizar lo cotidiano, pudieron hacer un salto a la política. Algunos, ligados a los partidos de la izquierda tradicional, postularon sus candidatos, y también hubo experimentos de participación en frentes o inclusive la creación del Partido de los Trabajadores Argentinos. Una de las huellas de la relación con otros movimientos del Cono Sur es la influencia del PT en el modelo de acumulación política de los movimientos sociales en Argentina. Pasar de lo local a lo general y pasar de lo social a lo político, que fue la forma en la que se interpretó el modelo brasileño, es el objetivo fijado por los movimientos sociales argentinos. El intento de la formación del Partido de los Trabajadores Argentinos fue un intento pero nunca llegó a la competencia electoral.

 

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