Coordinado por Germán Lodola, el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) realiza desde 2016 un estudio denominado Monitor del Clima Social (MCS) para medir de manera periódica la situación social en el Área Metropolitana de Buenos Aires, integrada por 25 distritos; un entramado urbano complejo, con fuertes desigualdades y habitado por más de quince millones de personas que afrontan problemáticas comunes. Un análisis de sus resultados en Florencio Varela.
El CEM es un centro interuniversitario de investigación integrado por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham.
Las dimensiones que alcanzan los datos básicos y generales del AMBA nunca dejan de impresionar. En un estudio reciente, Gabriela Cévalo Boro señala que en el Área Metropolitana de Buenos Aires se produce el 48% del Producto Bruto Argentino. Sin embargo, es la segunda región más pobre de Argentina (la primera es el Noroeste), con fuertes desigualdades hacia dentro de su propio territorio. Según las últimas mediciones del INDEC, el 28,8% de la población del Gran Buenos Aires está por debajo de la línea de pobreza y el 7,1% de la población está por debajo de la línea de indigencia.
Es un área sumamente compleja que requiere de un planeamiento estratégico y participativo para solucionar sus problemas estructurales. La disponibilidad de datos estatales oficiales sobre estos problemas es un primer y fundamental paso para el diagnóstico correcto de la situación actual. Es por ello que el CEM busca analizar y abordar las grandes problemáticas comunes de esta región con características particulares y de gran incidencia social.
Orientado a estos objetivos el Monitor del Clima Social (MCS) está compuesto por siete indicadores de inseguridades (económica, alimenticia, laboral, sanitaria, habitacional, educativa y en transporte). Su plan es brindar datos objetivos sobre la inseguridad social; a la que define como una suma de riesgos, incertidumbres e insatisfacciones, experimentados en el presente y/o proyectados al futuro próximo. Conceptualmente parte de la definición de inseguridad de Robert Castel, que incluye tanto la inseguridad social como la inseguridad civil. Según este autor, el riesgo social compromete la capacidad de los ciudadanos para asegurarse su independencia social en donde el Estado es el gran protector. Es el responsable final de múltiples protecciones, sobre el cual se dirigen las miradas y los reclamos cuando se experimenta inseguridad y/o incertidumbre. Es por eso que el MCS mide también a qué gobierno (nacional, provincial, local) se percibe como responsable de la situación social que cada individuo atraviesa.
En octubre pasado se realizó el 4° Monitor del Clima Social(MCS), a partir de 2685 entrevistas telefónicas realizadas con sistema IVR a teléfonos fijos. En esta oportunidad, y a pedido de la UNAJ, se hizo también un relevamiento específico del Municipio de Florencio Varela con 868 entrevistas realizadas con sistema IVR a teléfonos fijos, que nos permite tener una radiografía de la situación de la población del municipio.
En términos generales y entre los datos más relevantes obtenidos, se confirma que una de las variables que más influye en la diferente percepción de la inseguridad social es el lugar de residencia de los encuestados; hay una gran diferencia entre lo manifestado por los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y los residentes del Primer y Segundo Cordón del Conurbano Bonaerense. La diferencia entre el promedio de los indicadores de inseguridad del Conurbano respecto de la CABA supera el 20%. Esa brecha aumenta cuando se comparan los indicadores entre CABA y el segundo cordón del sur del Conurbano (2°CS), la zona con peores indicadores, seguido por los segundos cordones de las zonas Oeste y Norte.
Por otro lado, si bien los índices continúan siendo preocupantes y se mantienen grandes niveles de desigualdad, se observa una mejoría general de todos los indicadores sociales respecto del 3er Monitor de Julio de 2017, que pudo en el mes de octubre estar asociada con un incipiente crecimiento de la actividad económica.De todas maneras, los tres indicadores económicos (laboral, alimentaria, económica) empeoran o se mantienen estables en relación con el Primer Monitor del Clima Social realizado en 2016.
Comparado con el monitor de julio de 2017, el indicador de “Inseguridad Económica”, o sea la percepción de la situación del país y personal, baja de 46 (con un 72% de personas que reportan indicadores de inseguridad económica de 0 a 60) a 40 (con un 80% entre 0 y 60). El indicador “Inseguridad Laboral” baja de 57 (con un 49% de personas que reportan indicadores de inseguridad económica de 0 a 60) a 50 (con un 60% entre 0 y 60). El indicador de “Inseguridad Alimentaria”, relacionado con las dificultades de acceso a los alimentos, se mantiene estable (sólo baja un punto de 72 a 71). El Indicador de “Inseguridad Sanitaria” también baja, de 58 a 54. En cambio, “Educación” es la única variable donde hay un crecimiento, pasando del 57 al 62.
Particularmente en Florencio Varela, el panorama no es para nada alentador. Entre los resultados más importantes, el estudio señala que 56% de la población registra algún nivel de Inseguridad Económica, el 92% de la población expresa niveles de Inseguridad Laboral, el 55% manifiesta Inseguridad Alimentaria. Por último, el 32% de la población siente algún tipo de vulnerabilidad económica por sus niveles de endeudamiento.
Respecto de las responsabilidades gubernamentales sobre las diferentes dimensiones relevadas, la mayoría de los encuestados identifica al gobierno nacional como el mayor responsable (entre el 53 y el 43% según el tema), luego al Gobierno Municipal (entre el 19 y el 16%) y por último al Gobierno Bonaerense (entre el 6 y 5%).
Florencio Varela
El estudio dividió el distrito en tres áreas. Zona 1: Florencio Varela; zona 2: Gobernador Costa y Villa Santa Rosa y zona 3: Bosques, Ing. Allan, Villa Brown y Villa Vatteone. El gráfico muestra cómo en la zona 2 se destacan mayores niveles de población vulnerable, alcanzando el 87% en el caso de la dimensión económica.
Si nos adentramos en las especificidades de cada dimensión, encontramos una serie de datos muy significativos.
En relación con la situación económica, el 43% de los varelenses entrevistados considera que la situación económica actual del país es mala o muy mala, frente al 25% que considera que la situación económica nacional es buena o muy buena.
Al ser consultados sobre su situación personal, el 34% de los varelenses consideran que su situación económica es mala o muy mala frente al 22% que afirma que es buena o muy buena. En comparación con el año pasado, el 39% considera que su situación económica personal es peor o mucho peor.
Respecto de la capacidad de consumo de los habitantes de Florencio Varela, el 65% debió cambiar la marca de los productos que compra. A su vez, el 54% de los entrevistados ha tenido que reducir la cantidad de productos. Entre los más recortados se encuentra la carne. El 36% de los entrevistados expresa que ha tenido que reducir su consumo. Un porcentaje similar señaló que debió disminuir la compra de productos alimentarios en general. Por último, vale destacar que el 42% de los entrevistados manifestó que en los últimos 12 meses alguna persona del hogar debió disminuir la porción de las comidas porque no había suficiente dinero para comprar alimentos.
En relación con la dimensión laboral, el 31 % de los encuestados trabaja en algún organismo estatal (31%). Un porcentaje similar manifestó ser cuentapropista. A su vez, el 61% de los trabajadores en relación de dependencia dijo estar registrado.
Respecto de la estabilidad laboral y el acceso al empleo, el 38% expresó como algo probable o muy probable que pierda su trabajo en los próximos meses. El 39% de los entrevistados sostuvo que algún miembro del hogar perdió su trabajo en el último año.
El 63% de los casos, alguien en el hogar tuvo que salir a buscar trabajo porque los ingresos no eran suficientes. Y de ese grupo, solo el 22% consiguió trabajo estable.
El 41% manifiesta que sus ingresos mensuales no alcanzan para cubrir sus gastos.
La situación financiera familiar en los hogares Florencio Varela refleja un escenario de gran fragilidad. El 44% de los endeudados destinó la mayoría del dinero obtenido al pago de gastos cotidianos. A su vez, el 37% tiene deudas con tarjetas de crédito. El 65% de los entrevistados considera que en el caso de quedarse sin empleo podría cubrir sus gastos sólo un mes. Esta situación abarca el 39% de los entrevistados, quienes tienen algún tipo de deuda (con un banco, un familiar, un amigo, un prestamista, o cuotas impagas de la tarjeta de crédito), de los cuales el 51% considera que está muy endeudado o bastante endeudado.
Este cuadro de situación de una extendida y profunda percepción de inseguridad social encuentra un variado conjunto de explicaciones; pero sin lugar a dudas, la principal reside en la evidente discriminación presupuestaria del distrito a la hora de la distribución de ingresos coparticipables desde la administración provincial. Así como las provincias dependen en gran medida de los recursos que la Nación coparticipa, los Municipios reciben de la Provincia los dineros fundamentales para proveer los servicios a sus habitantes.
Según datos elaborados por el CEM en base a información oficial durante el año 2016, la provincia transfirió a los municipios del AMBA alrededor de 57 mil millones de pesos que se repartieron entre sus más de 16 millones de habitantes. En términos generales ello resulta en una la exigua cifra promedio de 3.376 pesos por habitante.
Las desigualdades en el gasto público por habitante cobran una dimensión más dramática cuando se las comparan entre sí. En términos de recursos locales asignado por habitante, uno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recibió en el 2016 recursos por un valor de 42.365 pesos, mientras que uno de Tigre recibió 10.408 pesos. Los habitantes de Florencio Varela se ubican entre los que menos recibieron: solamente 4.440 pesos, es decir 9 veces menos que un porteño. Moreno y La Matanza presentan una aún situación peor.
Acerca del autor/a / Matías Triguboff
Docente de la UNAJ y de la UBA. Investigador Asistente CONICET. Director del Proyecto PIO CONICET-UNAJ “Tramas asociativas, organización social y estado. Indagaciones en el período pos- convertibilidad en el territorio de Florencio Varela”.
Acerca del autor/a / Rafael Ruffo
Profesor de Historia (UBA). Licenciado en Ciencias Políticas (UBA). Cursó Maestrías de Opinión Pública (UNSAM) y Políticas Públicas (UNSAM – Georgetown U.) Es docente titular ordinario e interino en la Universidades Nacionales Arturo Jauretche y de La Matanza. Director del Centro de Política y Territorio de la UNAJ.