Poéticas, Sin categoría

ARTE Y POLITICA

Los globos negros del Bicentenario

Por Alejandro Gil - Carlota Beltrame - Mirta Amati - Adriana Galizio

Durante el Bicentenario de la Independencia en Tucumán se realizó la performance de Alejandro Gil “Los globos negros del Bicentenario”. Fue una propuesta de arte-acción que manifestó el desacuerdo a la presencia del Rey de España en los actos oficiales y contra las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri. Mirta Amati y Adriana Galizio, docentes de la materia Prácticas Culturales de la UNAJ, participaron en esta acción como parte de su trabajo de investigación. Aquí seleccionan algunas de las producciones de dichos artistas tucumanos que no fueron expresados ni incluidos en las ceremonias oficiales, ni aparecieron en los medios masivos de titaje nacional, provincial ni local.

 

 

POETICAS DE LA INDEPENDENCIA. A UN AÑO DEL BICENTENARIO

Por Mirta Amati

El Bicentenario tuvo sus poéticas. Acciones que se produjeron bajo formatos y voces que expresaron diferentes sentidos de la Independencia. Poéticas de nuestra historia, del presente y de nuestros posibles futuros.  

Hay una poiesis histórica del 9 de Julio, una producción y creación del acontecimiento. Algo que no era y  se creaba: acto poético declarativo de la independencia; declaración poiética de una nación independiente. Luego, año tras año,  las acciones y memorias de ese acto.

En esa producción, el 9 de julio es Tucumán, el jardín de la república. La Casa Histórica con sus dos columnas que se dibujan en cuadernos escolares. La independencia se presenta como un acto declarativo y formal donde la figura central es la de los congresistas, esos hombres que buscan un orden institucional. Fin de la revolución, principio del orden. ¿Orden republicano o monárquico?

Pero además, la Independencia quiso ser el fervor y los bailes populares, ese entusiasmo que, desde el norte, se trae en el alma. Eso, propio de allí.

El 9 de julio fue una declaración y sus festejos. Hace 200 años. Hace uno, fue el cumpleaños de la patria con globos amarillos. Un tedeum y un desfile cívico-militar. Pero también cantar “lunita tucumana” en la voz de Atahualpa Yupanqui o de “la negra” Sosa, ella tan tucumana como esa luna que se mira y a la que se canta esperando el 9 de julio, aunque es otro poema -el Himno Nacional- el que se entona justo a las 0 horas frente a la Casa Histórica o en la Plaza Independencia.

Fue un “cumpleaños” con la presencia del Rey emérito de España. Así, el festejo parecía restaurar la  primera declaración del 9 de julio de 1816 que había olvidado una fórmula: romper los lazos con la corona española, sus sucesores y toda otra forma de dominación extranjera.  Ese olvido, en 1816, se incorporó al Acta de la Independencia que se volvió a jurar en sesión secreta diez días después. El 9 de julio de 2016 no hubo ni reconocimiento del error ni correcciones posteriores.

Ante esto, se produjeron acciones poéticas que aún intervienen el espacio público a un año del Bicentenario. Artistas tucumanos/en Tucumán -como Alejandro Gil y Carlota Beltrame- cuyas poesías, obras y reflexiones pueden leerse más abajo, organizaron y participaron de la suelta de “los Globos Negros del Bicentenario”. Con esta acción plantean que hay aniversarios de la Argentina en que no hay nada que festejar, y proponen cambiar los globos amarillos por globos negros; los desfiles por manifestaciones y marchas: transformar el cumpleaños, puro presente festivo, en una conmemoración de pasados históricos y de historias recientes. Y lo proponen con acciones poéticas que siguen sosteniendo la bandera nacional junto a otros emblemas como la wiphala.

Así nos juntamos, no como invitados a un cumpleaños, sino como parte de un colectivo cuyas acciones hacen la historia y al presente. En el 2016, en actos realizados en Tucumán. Ahora, en la Revista Mestiza, compartiendo lecturas de algunas de esas acciones poéticas.

Como docentes-investigadoras universitarias queremos comunicar estas producciones como parte de nuestra investigación (Proyecto UNAJ-Investiga “El Bicentenario de la Independencia: identidades/memorias nacionales, locales y masivas”), lejos de una mirada y postura cientificista en lugar de analizarla queremos respetar su carácter poiético. Así, la poiesis es parte del diálogo y cruce entre saberes y acciones: las del campo académico, las del arte, las de la cultura y la política.

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La acción comenzó con una marcha hacia la Avenida Mate de Luna donde se realizaba el desfile del Bicentenario, una bandera nacional y una wiphala fueron junto con los globos negros los objetos centrales de la acción

 

Cumpleaños fue escrita originalmente en 1992 para el quinto aniversario de la llegada de Colón a América, alude a culturas y memorias originarias que fueron devastadas y olvidadas y por lo que no habría nada que festejar. También anuncia, anticipándose en el tiempo,  los festejos dolorosos y vergonzosos del futuro. Es por esto que el artista decide reeditar y transmitir este nuevo juego de significaciones en el Bicentenario: un eco del pasado que se repite pero,  al mismo tiempo, adquiere otros sentidos

 

Al dorso del mismo aparecía otro poema: “al jardín de la república (o como nos cambia la vida)”, donde se hace referencia paródica al modo de nombrar y describir a Tucumán y combina -cual íconos- una serie de cabezas del ex Presidente de facto, Rafael Videla, y del actual, Mauricio Macri, sobre las que se posan aves de rapiña. Esta edición para se realizó para la manifestación realizada en repudio a las medidas antipopulares del gobierno, antes de la suelta de globos

 

 

GLOBOS PARA NINGUNA FIESTA

Por Carlota Beltrame

Para existir verdaderamente, cualquier signo ha de ser traducido o ser traducible.  Se trata de luchar por la indeterminación del código, de rechazar cualquier código-fuente que ofrezca un “origen” único a las obras y a los textos. La traducción colectiviza el sentido del discurso y lo inserta en una cadena, diluyendo su origen en la multiplicidad (…) La traducción permite el verdadero registro del otro, avanzando sobre el mero registro de su diferencia.

Nicolás Bourriaud

Los globos amarillos y su paradoja

Es curiosa la elección del globo amarillo como emblema distintivo de la Alianza Cambiemos durante la campaña electoral de 2015. El globo alude al jolgorio, en tanto que el color amarillo sugiere alegría.   Cuidadosamente eludo homologar jolgorio con fiesta y alegría con felicidad, pues estos segundos conceptos,  que siendo muchas veces tomados como sinónimos, poseen sin embargo notables diferencias con los primeros. En efecto, tanto fiesta como felicidad implican nociones más profundas y complejas. La fiesta por ejemplo, entraña muchas formas de sociabilidad que no necesariamente son gozosas. Su motivo puede ser el festejo de una boda o el Carnaval, pero también lo eran los espectáculos de suplicio público durante el siglo SXVI o las incursiones de los pogromos a los barrios judíos en la Rusia pre revolucionaria. La fiesta es algo que se organiza y busca intencionadamente suspender la cotidianeidad intensificando la vida por un corto tiempo con el fin de propiciar lo fugaz, el descontrol, el desvanecimiento de las fronteras, la chacota y la puesta en escena de la otredad, todo lo cual suele llevar a un estado de ilusorio entusiasmo, de incontrolado frenesí, de catárquica alegría.

La felicidad en cambio no se organiza. Es un estado de ánimo quizás tan efímero como la mera alegría, pero de connotaciones también profundas y complejas ya que mientras que ésta sucede más allá de las clases sociales y de los pueblos, la felicidad es una meta compartida por toda la humanidad pero altamente condicionada como hecho cultural e individual pues, como asevera Lacan, se halla ligada al cumplimiento de un deseo infantil, cualquiera sea su naturaleza y, cumplir ese sueño (en caso de que se concretara), no necesariamente tiene que ver con reír.

Por mis propias limitaciones, no puedo profundizar demasiado en conceptos tan densos como fiesta y felicidad, pero sí puedo comprender que se diferencian de los de jolgorio y alegría porque, como cualquiera, advierto que pudiendo estos últimos formar parte de aquéllos, individualmente se caracterizan por la superficialidad, la inestabilidad y lo efímero.  Quiero decir, una fiesta puede despertar alegría y jolgorio, pero también puede ser grave y solemne, lo mismo que la propia felicidad, en cuyo caso los excluye.

Volvamos a las connotaciones semánticas del globo amarillo con el que la Alianza Cambiemos acompañó tanto sus actos de campaña como el festejo de su triunfo en las elecciones de 2015. Creo que Cambiemos nunca pensó que el globo amarillo también entraña la melancólica imagen de un final de fiesta. El destino de un globo es reventar y aunque provoque la risa momentánea de los circunstantes, ésta deviene resaca al tiempo que aquél pierde su luminosa turgencia mutando en un colgajo grotesco (estoy pensando en los finales de las fiestas a las que asiste por las noches Marcello Rubini, el escritor de crónicas sociales de “La dolce vita” del gran  Federico o en las de Jep Gambardella, el desasosegado  protagonista de “La grande belleza”, de Paolo Sorrentino).

Los globos negros del Bicentenario

Según mi parecer, habiendo definido brevemente la dimensión simbólica de los globos amarillos, me es mucho más fácil hablar de los negros porque, en un gesto que es un robo sin delito, Alejandro Gil se apropia de los primeros cambiándoles el color para disparar su productividad en un sentido completamente opuesto. En efecto, a fin de interpelar a Cambiemos, este artista necesariamente tuvo que revelarlos en tanto significantes de algo, de la alegría y el jolgorio que recaerían sobre los argentinos en tanto votaran esa alianza; pero también de la ahistoricidad, de la desmemoria, de la ausencia de contenido y de pensamiento crítico. Así, sólo mediante ciertas operaciones (la de la apropiación, la de la traducción, la de la interpretación pero sobre todo, la de la reinterpretación) serán posibles los globos negros de Alejandro como contrapartida formal de una apología de lo vacuo, lo indeterminado y lo melifluo. Los globos negros significan el luto, la negación y el rechazo a la alegría sin contenido, al tiempo que registran la existencia de un Otro que, no por hallarse al costado, deja de observar lo que verdaderamente está sucediendo. El globo negro es mucho más que el mero registro de una diferencia. Mientras gobierne Cambiemos, en Tucumán o en cualquier parte del mundo, el globo negro será un ojo que mire y una boca que denuncie.

 

 

Alejandro Gil, Poeta y escritor, nacido en Salta, criado en Tucumán. Publicó siete libros y miles de volantes poesía, la mayoría inéditos. Coordina los talleres de producción y publicación de Escritura Artística para todos y Taller de Periodismo, para la Dirección de Cultura y Turismo de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. Publicó una reedición ampliada del libro Sobre Poesía de la calle y en 2012, un libro para niños, El gigante del corazón henchido, en formato especial, en él invita a sus lectores a interactuar con su obra ilustrando cada uno su ejemplar. Su fabricación es a pedido.

Carlota Beltrame, artista visual, docente, investigadora y Doctora en Artes. Entre muchas publicaciones, destaca su “Manual Tucumán de arte contemporáneo” acerca del arte actual en su provincia, subsidiado por el Fondo Nacional de las Artes, el Consejo Federal de Inversiones y el Ente Cultural Tucumán. Obtuvo numerosas becas, residencias y subsidios entre los que se destacan residencias para artistas, entre ellas se destacan la otorgada por CIA (Centro de Investigaciones Artísticas), Argentina o ArTifariti, África; la beca otorgada por la DAAD para estudiar en la Kunstakademie Düsseldorf, Alemania  o la otorgada por la Fundación Antorchas para trabajar en el Taller de Barracas. Su obra se encuentra en numerosas colecciones públicas y privadas, a saber: MNBA (Museo Nacional de Bellas Artes, Argentina);  UECLAA (University of Esssex Collection of Latin American Art, UK), MACRO (Rosario de Santa Fé), Colección de la Dirección de Rentas de la Provincia de Tucumán, MUNT (Museo de la UNT), la Re-Colección (MALBA), Bruzzone, Casal o Villalba.

Mirta Amati, investigadora independiente (CIC-UNAJ), docente de Prácticas Culturales de la UNAJ y de la carrera de Comunicación de la UBA. Doctora en Cs. Sociales, Magíster en Comunicación y Cultura (UBA). Ha publicado: “La nación escenificada por el Estado. Una comparación de rituales.

Adriana Galizio es Profesora y Licenciada en Artes (UBA). Actualmente es maestranda en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano (IDAES-UNSAM). Es Jefa de Trabajos Prácticos en la materia Prácticas Culturales (UNAJ/IEI) y profesora de la materia Arte y Sociedad en el Profesorado en Artes Visuales Lola Mora (CABA). Integra proyectos de investigación y extensión dentro del campo de la comunicación y el arte.

 

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