Economía

TEORÍAS ECONÓMICAS EN CUARENTENA

La pandemia pone a prueba los saberes adquiridos

Por Emmanuel Álvarez Agis

Como a todos los habitantes del planeta, a les economistes nos toca vivir una experiencia inédita: el COVID-19. Dentro de unos años, si todo sale bien, habremos dejado atrás esta terrible pandemia y será una anécdota que todos podremos contar a medida que pasen los años. Sin embargo, cabe preguntarse ¿tendremos les economistes algo en particular que aprender de esta insólita situación?

Mi opinión es que sí. En medio de la crisis de 2001/2002 el entonces Ministro de economía enviaba una ley al Congreso diciendo que la manera de reducir el desempleo, que superaba el 15%, era flexibilizando el mercado de trabajo para permitir que el salario real bajara y, de esa manera, aumentara la demanda de trabajo. La ley no prosperó, pero el salario bajó. Primero lo hizo gracias al ímpetu de la Alianza, que de la mano de su Ministra de trabajo, Patricia Bullrich, propició una baja de los salarios públicos y jubilaciones del 13%. Pero el empleo no subió. La crisis de 2001-2 fue particularmente interesante para les economistes puesto que, como pocas veces en la historia, puso a prueba la mayor parte de las teorías económicas.

El COVID-19 es uno de esos eventos que nos permiten a les economistes tener lo que pocas veces en la historia está a nuestra disposición: un experimento “natural”. ¿Cómo responde la economía ante el COVID-19? Más importante aún,  ¿Cómo responden las principales teorías económicas vigentes? ¿Permiten comprender la realidad o, por el contrario, la distorsionan? 

Tuve la rara ventaja de haber sido estudiante de economía en el medio de la crisis Argentina del 2001/2002. Hoy, a los estudiantes de economía les toca un “privilegio” aún más raro: el COVID-19. Este experimento económico a escala mundial tiene que mantenernos muy atentos. Estamos viendo al sistema económico funcionar de manera atípica. Tenemos la inusual prerrogativa de, como si fuéramos licenciados en física, someter nuestro material de estudio al fuego, o al agua, y ver cómo reacciona, de qué está hecho. A continuación los invito a pensar en conjunto algunos conceptos económicos básicos a la luz del COVID-19 porque, como decía el filósofo Immanuel Kant, “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Pensar el COVID-19 y combatir sus tremendos impactos económicos requiere, ante todo, de una buena teoría económica.

El Mercado

¿Qué es el mercado? Como siempre sucede, les economistes tenemos varias respuestas teóricas. Si pensamos en el Adam Smith de “La Riqueza de las Naciones”, el mercado es el resultado de esa especie de propensión natural que tienen los seres humanos al intercambio. Sin embargo, si pensamos con el Adam Smith de “La Teoría de los Sentimientos Morales”, mercado y Estado son una misma cosa: no se puede concebir al uno sin el otro ¿Qué es el mercado sino un sistema de producción y distribución social por medio del cual una sociedad decide, todos y cada uno de los días, la manera en la cual asigna y reparte sus fuerzas productivas? Resulta interesante releer a Smith y buscar en sus páginas ideas para pensar el COVID-19. Yo lo hice no hace mucho. Se sorprenderían de lo mucho que uno puede aprender.

La “vacuna” para el COVID-19 es la cuarentena ¿Qué relación hay entre la cuarentena y el mercado? Bueno, si pensamos que el mercado es, en alguna medida, la libertad para decidir qué producir y qué consumir -siempre que se pueda, claro está-, la cuarentena es la suspensión de facto del sistema de mercado. Por el lado de la oferta, las empresas ya no pueden decidir autónomamente si abren o cierran. Por el lado de la demanda, los consumidores tienen prohibidos la mayor parte de sus consumos, que no son bienes, sino servicios (ir a comer afuera, viajar por placer, asistir a un cine o a un shopping).  Si hay cuarentena, no hay mercado. Y si no hay mercado ¿tiene que haber Estado?

Esta es una de las preguntas más importantes a nivel mundial. Y la respuesta ha sido bastante contundente. Ante la aparición del COVID-19, las economías más importantes del mundo han decidido implementar paquetes económicos de tamaños nunca ante vistos. A título de ejemplo, Estados Unidos implementó un paquete fiscal por el equivalente a 9,5% de su PIB. La comparación histórica nos da una pista de lo anormal de ese paquete: el famoso “New Deal”, el paquete fiscal para salir de la Gran Depresión, era de 6,5% de PIB, mientras que el último estímulo fiscal de magnitud, la “Recovery Act” de Obama para combatir la Gran Recesión, fue de solo 1,9% del PIB. Si se suma la política monetaria a la política fiscal, Estados Unidos y China están implementado paquetes de estímulo por el equivalente a 20% de su PIB; Dinamarca está en 16%; Italia y España, entre 8 y 10%; y viniendo a la región, Argentina, Brasil y Chile tienen paquetes económicos por entre 5 y 7% de PIB. Los países ya decidieron: cuarentena mata mercado y es necesario el Estado ¿Qué tenemos les economistes para decir al respecto?

Política Monetaria y el Rol de los Bancos

Una de las primeras reacciones por parte de las autoridades de política monetaria del mundo fue enfrentar el COVID-19 con expansiones monetarias sustantivas. Lo hizo la FED, lo hizo el Banco Central de la Unión Europea y también lo hizo el Banco Central de Argentina. Sin embargo, a posteriori este tipo de reacción se iba a demostrar bastante ineficiente ¿Qué había que hacer frente a una pandemia que suspendía de facto el mercado? ¿Política monetaria o política fiscal? La respuesta, una vez más, dependía de con qué tipo de teoría trabajara cada economista. De la misma manera que las decisiones sanitarias a escala mundial estuvieron en manos de un tipo particular de científicos, los infectólogos, la respuesta económica debería haber estado en las manos de economistas, un tipo muy particular de científicos dentro de los cuales, depende a quién se le pregunte, pueden recomendar lo uno o lo contrario como método para solucionar el mismo problema…

La respuesta de política monetaria al COVID-19 tuvo muchos problemas. La baja de la tasa de interés no generó un aumento del crédito. Al parecer los bancos no querían prestar ni las empresas querían tomar prestado. Y esto vale para Estados Unidos, Europa o Argentina ¿Por qué no querían prestar los bancos, si las autoridades de todo el mundo estaban bajando drásticamente la tasa de interés? Aquí empieza a quedar claro la importancia de la teoría. Si ustedes piensan en una teoría del dinero y los bancos del tipo “multiplicador monetario”, la resistencia de los bancos a prestar puede parecer inexplicable. Sin embargo, si toman en cuenta que el crédito es un fenómeno determinado por la demanda y que, al mismo tiempo, los fenómenos de “sesgo de selección adversa” pueden ser particularmente importantes en momentos como el COVID-19, el error de la política monetaria comienza a ser claro: por más baja que sea la tasa de interés, en un momento donde las empresas ven amenazada su solvencia, la demanda de crédito cae y con eso cae también las ganas de los bancos de otorgar préstamos. La única manera de destrabar esta lógica fue la decisión por parte de los bancos centrales de garantizar los créditos en el marco del COVID-19. Nuevamente, la pandemia nos dice mucho sobre qué tipo de teoría del crédito es válida y cuál no.

Política Fiscal e Inflación

Ante la falta de efectividad de la política monetaria y la caída vertical del nivel de actividad económica, la política fiscal entró rápidamente en escena. Según datos del FMI, partiendo de un escenario de equilibrio fiscal mundial para 2019, las economías avanzadas tendrán un déficit fiscal de 6% del PIB en promedio y las economías emergentes de -5,3% ¿Cuáles serán los efectos del mayor gasto fiscal a escala mundial en la historia del capitalismo? El punto está por verse, pero lo importante es, nuevamente, con qué tipo de teoría cada economista piense, analice y discuta este tipo de reacciones de la política económica ¿Tiene sentido que Trump le otorgue un cheque de USD 1.200 a cada estadounidense afectado por el COVID-19? ¿Qué efectos tendrá que el gobierno argentino le pague $10.000 por mes a más de 8 millones de argentinas y argentinos? ¿Nos llevará eso a la hiperinflación? Si es así ¿por qué es que tenemos la menor inflación en años?

La dinámica déficit fiscal, emisión monetaria, actividad económica y precios es un parteaguas para la profesión económica. No es nuestro objetivo en esta nota “tomar partido”, sino concientizar a les estudiantes de economía que sus aproximaciones teóricas serán centrales para dar respuesta a este tipo de discusiones. Y esas respuestas, de ser correctas, contribuirán a minimizar el impacto económico del COVID-19. Así de importante es la teoría.

Oferta, Demanda, Cuarentena y la Ley de Say

Por último, como economistas asistimos a esta cuarentena con un privilegio profesional: la abundancia de datos en tiempo real. A diferencia de otras crisis en la historia, donde las noticias económicas llegaban con meses de retraso, hoy en día los datos abundan. En este contexto, no pocos bancos y empresas de consumo masivo pusieron sus datos a disposición de los analistas, para que los efectos del COVID-19 puedan ser analizados por cualquiera. En nuestro caso, estuvimos trabajando activamente con los datos que puso a disposición la empresa Google, la mayor empresa de publicidad del mundo.

En el contexto del COVID-19, Google puso a disposición los datos de movilidad de la población. Para les economistes, estos datos son particularmente interesantes. Como ya se habrán dado cuenta, Google está todo el tiempo tratando de vendernos algo y, para eso, usa todos los datos de nuestros celulares. En este contexto, son particularmente importantes los datos que Google toma tanto por el lado de la “oferta” como por el lado de la “demanda”. Cuando un restaurante, un supermercado o un local de ropa le dicen a Google Maps dónde están, eso le permite a Google promocionar ese lugar. Al mismo tiempo, cuando nuestro celular detecta que pasamos por ese negocio, o que vamos a trabajar, esa información le permite a Google entender mejor nuestro estilo de vida y, sobre esa base, ofrecernos bienes y servicios ¿De qué nos sirve esto durante el COVID-19? Nuevamente, depende de la teoría.

Apenas una economista empieza su formación se enfrenta a lo que probablemente es la dicotomía teórica más importante de la profesión: si es la oferta la que determina la demanda o, al contrario, es la demanda la que determina la oferta. Para una teoría, en un contexto de libre mercado, ofrecer es suficiente para vender. Para otra teoría, incluso en un contexto de libre mercado ofrecer no es condición suficiente para vender ¿Por qué es esto importante en el marco del COVID-19? Bueno, tal vez el ejemplo de Argentina sirva para comprenderlo. La discusión sobre los impactos económicos de la cuarentena estuvo en el centro del debate público en las últimas semanas: mientras que unos dicen que el problema de la caída de la actividad económica tiene que ver con la cuarentena, es decir, con la imposibilidad de las empresas, las fábricas y los comercios de abrir sus puertas, para otros el verdadero problema es el virus, es decir, el miedo que la pandemia genera en las personas, lo que las lleva a reducir sus niveles de consumo.

Es interesante en este punto simplificar, abstraernos por un momento de los múltiples factores de la realidad, y pensar de manera básica, como economistas, sólo en términos de oferta y demanda. La cuarentena sería entonces una decisión sanitaria que afectaría a la oferta y a la demanda a la vez: las empresas (la oferta) no pueden abrir; y los consumidores (la demanda) ven reducida su movilidad y, con esto, sus decisiones de consumo. Si uno pensara que la oferta determina la demanda, lo que en economía denominamos como Ley de Say, la solución para minimizar el impacto económico del COVID-19 es sencilla: flexibilizar la cuarentena para que vuelva la oferta y, con esto, la demanda. Si, por el contrario, pensamos que es la demanda la que determina la oferta, comprenderemos que la apertura de la oferta no es condición suficiente para minimizar los impactos económicos del COVID-19. Bueno ¿qué dicen los datos?

Utilizando los datos de movilidad de Google vamos a usar “movilidad a lugares de trabajo” como un proxy de la oferta y “movilidad a negocios de venta de productos no esenciales” como un proxy de la demanda (excluyendo alimentos, bebidas y medicamentos). A continuación se pueden observar esos 2 datos desagregados a nivel regional para Argentina:

Oferta Demanda

Como se observa, apenas iniciada la cuarentena, tanto la oferta como la demanda caen prácticamente a cero. Ahora bien, a medida que la cuarentena se va flexibilizando en todo el país salvo en CABA, la oferta comienza a volver a la normalidad, a punto que en el resto del país marcaba a mediados de junio una caída de nada más que 7% respecto a la normalidad. Sin embargo, la vuelta de la oferta no significó la vuelta de la demanda, que para la misma fecha todavía tenía caídas de 50% o más. Como vemos, la teoría puede ser importante a la hora de tomar decisiones en momentos complejos. Si se piensa que la oferta determina a la demanda, abrir la cuarentena debería ser condición suficiente para que vuelva la demanda. Si, al contrario, se piensa que la demanda es la que determina la oferta, relajar la cuarentena no es condición suficiente para que la economía vuelva a la normalidad.

Quedate en Casa

El COVID-19 es una crisis sanitaria y económica como ningune de nosotres vivió jamás. Su impacto en términos de vidas, empleos y riqueza será espeluznante. Como economistas, sin embargo, la oportunidad para poner a prueba nuestras capacidades y aprender es quizás la única buena noticia que nos trae la pandemia. La teoría importa, y mucho. En el ámbito de la ciencia, las decisiones no se toman por intuición o por sentido común. Se toman según teorías, datos, evidencias y pruebas y errores. Quedémonos en casa, cuidándonos, pero también, estudiando, debatiendo y aprendiendo.

Acerca del autor / Emmanuel Álvarez Agis

Emmanuel Álvarez Agis

Ex Viceministro de Economía de la Nación y Coordinador de la Carrera de Economía de la UNAJ

 

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