Escenarios globales

Elecciones en Ecuador

La democracia y los ojos azules

Por Julián Dércoli y Laura Itchart

Dos docentes e investigadores de la UNAJ intercambian impresiones sobre Ecuador a partir de sus respectivos viajes y construyen una crónica como fotogramas de un país que esta semana elige presidente.

Ecuador es un país chiquito para nosotros criados en la inmensidad de este sur.
Sus ciudades y pueblos guardan exacta proporción.
La capital es larga y angosta y la conversación callejera se pierde en el ronroneo ensordecedor de un castellano cerrado y el quichua irresistible.
Llegamos casi a la par, de vacaciones, entrando a la temporada de lluvias. Cada uno hizo su camino y en los encuentros compartimos fotogramas. El agua siempre allí, acompañando nuestro itinerario.

mujeres ecuatorianas

Es enero y se acaba de largar la campaña electoral para elegir al futuro presidente de la Nación y dar por finalizado el ciclo iniciado hace diez años por Rafael Correa. Dar por finalizado, no porque la Alianza País que llevó a Correa al poder no se presente, ni porque no tenga posibilidades de ganar. No. Es el fin de un ciclo porque el Ecuador, dicen, necesita otro ritmo. “Porque las y los ecuatorianos nos hemos cansado de que nos lleven a los empujones”, nos confirma un taxista en Guayaquil detrás del run run de la cumbia local. Intentamos advertir al taxista de que tengan cuidado con esto de los cambios vendidos como panaceas por la tele y los gurúes periodísticos, pero la experiencia parece intransferible. Y allá se quedan el taxista, la vendedora del súper, el amigo consultor y el dueño del hostal preparándose para estrenar otro país con mejores modos.

Mientras, en el Palacio de Carondelet, sede de la Casa de Gobierno, una señorita de pelo castaño con ondas como de publicidad de shampoo que oficia de guía, nos ilustra acerca de la decisión del Excelentísimo Señor Presidente de crear un museo con todos los regalos que le han hecho en el ejercicio de sus funciones, incluyendo un jarrón chino, relojes de oro obsequio de algunos otros países petroleros y un mate de plata enviado desde estas pampas, entre cantidad de bienes bastante costosos. Nos quedamos con ganas de datos más sustanciosos acerca de la Revolución Ciudadana, alguito más de bajada de línea.

El candidato a suceder a Correa por el oficialismo es Lenín Moreno, anterior vicepresidente. Contrasta con el Presidente en casi todo. Porque se viene el tiempo de consolidar los avances, es el planteo que sobrevuela en los discursos políticos en las plazas.

Lenin Moreno

En 1999 Ecuador dolarizó su economía, y eso le permitió capear la crisis de 2009 sin mayores sobresaltos. Claro que a un costo enorme en trabajo, inversión y desarrollo.

El país sigue sosteniendo su economía con la exportación de materia prima; el petróleo es una de sus commodities más importantes junto a las bananas y las rosas turgentes.

El PBI y la clase media crecieron durante los últimos años y las políticas de inclusión implementadas son en parte el caballito de batalla que apuntala especialmente al candidato a presidente Lenín Moreno que fue el impulsor de las políticas centrales de reconocimiento y valorización de las personas con discapacidades durante su gestión como vicepresidente.

Al actual vicepresidente, Jorge Glas, y candidato a continuar en el cargo, lo avalan las políticas de desarrollo energético y un carisma para repartir en la fórmula.

A pesar del enorme avance en materia económica y social, la baja en el precio del petróleo y un préstamo solicitado a China cancelado a cuenta de una parte de su producción a seis años prefiguran un futuro de administración de crisis.

La pregunta es si los opositores a la Alianza País reconocen la complejidad económica que se avecina y en su caso, si las respuestas a esa crisis la planean pagar con el bienestar del pueblo o tienen un plan más creativo. Esto último sería una rareza para las derechas de la región.

Mientras la lluvia no cesa, los volcanes sostienen su amenaza sobre esta ciudad finita. Hacia el sur, las humaredas sobre las cumbres recuerdan que esta podría ser la tierra del fuego, pero que han elegido reconocerse como la mitad del mundo, dejando la confusión al resto de por qué serían sólo ellos y no los otros que también ocupan el paralelo 0.

Las nieves eternas, las aguas termales, cascadas y por fin la selva.

Los mismos argumentos políticos mediáticos de los mismos vecinos.

Los más pobres, esos ya discuten otras cosas. Y calladitos, preparan sus resistencias.

Uno de los grandes ingresos de divisas de Ecuador son las remesas que envían los emigrantes ecuatorianos desde Estados Unidos. Y las divisas que produce el turismo: personas de todo el mundo buscan para vacacionar un sitio con buena calidad de vida, seguro, predecible, con una moneda fuerte y en el que no sentirse “lo otro”. Cataratas de canadienses y estadounidenses eligen estas tierras para pasar sus vacaciones escapando del frío de sus países.

Las ecuatorianas y los ecuatorianos son muy gentiles y solícitos, no discuten, no dicen que no. Tampoco dicen que sí con facilidad. No dicen. Guardan secretos y miran desde ojos que ya vieron todo y que saben esperar.

La guerra en Colombia ha reforzado la inmigración de colombianos hacia Quito una ciudad en la que es muy difícil sentirse inseguro, especialmente si uno viene de lugares calientes de verdad.

Se escuchan, como no, críticas despiadadas al proyecto de Correa. Desde la izquierda reclaman que no haya ido al fondo, que haya traicionado el proyecto revolucionario, que no ataque a las mafias ni a la corrupción. Desde la derecha, atacan por todo lo que se hizo.

Correa y sus ojos azules son una contradicción para muchxs.

Tal como si se tratara de un orquesta dirigida desde las latitudes del norte -los gusanos, gorilas, escuálidos-, que en Ecuador no tienen nombre propio pero sí se parecen bastante a aquellos tipos ideales de antipueblo, ofrecen el “cambio” en manos del banquero Guillermo Lasso, o de la candidata del Partido Social Cristiano Cynthia Viteri; candidatos que se parecen poco a sus pueblos, pero que intentan coronar el triunfo de una nueva-vieja época, que iniciada con el golpe de Estado en Brasil y el triunfo electoral de Macri en Argentina, comenzarían a ser experiencias aleccionadoras sobre las consecuencias de “el cambio”.

No sólo los eslóganes “Vamos por el cambio” o el “Cambio positivo” los asemejan, sino que aparecen escenarios calcados de la campaña electoral de 2015 en la Argentina, como por ejemplo, un debate electoral al cual no asistió el candidato oficialista, un estrado vacío, casi una decena de candidatos opositores denunciando eso como una falta de respeto a la población, mientras estos adalides de la república despachan su odio contra los pobres, gritan desde ese escenario montado por el multimedio El Universo, la insoportable dictadura que los oprime, la “insoportable corrupción”. Y como buenos empleados del medio de comunicación que monta el debate, denuncian la ley de medios que Correa sancionó como una de las mayores muestras de la vocación autoritaria del presidente. Ninguno reconoce ni por asomo que podría entenderse a la ley como una herramienta para ponerle coto a los que tienen la palabra desde siempre, para repartir un poquito ese poder.

Postales de un pasado trágico y de este presente temible despiertan malos recuerdos, al mismo tiempo que alimentan, a quienes asistimos como espectadores, esa fácil tendencia que nos asiste a pensar en clave conspirativa, tal vez nuestras propias debilidades, ¿acaso esta “nueva derecha” no ejecutará una sinfonía escrita armoniosamente por un grupúsculo de poderosos dispuestos a utilizar cualquier medio para terminar con los procesos nacional-populares?

Especular sobre resultados es materia imprudente. El domingo sabremos, cerca de las nueve de la noche, qué posición primó. Estar atentos.

Lo que podemos sí es afirmar que se trata de un proceso electoral importantísimo para la región. El triunfo de Lenín Moreno implica la continuidad de la Revolución Ciudadana; esto es, un triunfo de los pueblos frente a los avances de la derecha en Brasil y Argentina. Como lo advirtió también Natanson(1), el triunfo de la Alianza País en Ecuador nos enseñaría que los gobiernos de la región que más avanzaron en materias de reformas institucionales, con una mayor confrontación con grupos de derecha, están en mejor posición de triunfar electoralmente.

Pero al mismo tiempo se abren un sin número de interrogantes sobre el devenir, dado que en Nuestra América los procesos son regionales: qué ocurrirá con Venezuela, Bolivia, Ecuador en el marco de una situación en la que Brasil y Argentina cambian su marco de integración hacia otro esquema, lo que actualmente, y valga la paradoja, se encuentra detenido por los cambios de política que impulsa el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Aunque también hay una certeza: un triunfo electoral en Ecuador puede significar un fortalecimiento del espacio nacional-popular a nivel regional, que permita pensar un escenario no tan monolítico tal como si estuviéramos asistiendo a “la época de la nueva derecha”.

Cae la noche. La lluvia no cesa.
El océano pacífico regala uno de esos atardeceres para siempre.

Mientras, un señor en un puestito en pleno centro de Quito, insiste con que nada de lo que hoy es Ecuador existía hace diez años.

Veremos en unos días, desde estas llanuras inmensas, cuántos lo recuerdan.

NOTAS

1 José Natanson: La nueva izquierda. Triunfos y derrotas de los gobiernos de Argentina. Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil y Ecuador, Debate-Random House Mondadori (2007).

Agradecemos a Emiliano Fabris por las fotos para esta crónica.

Acerca del autor/a / Julián Dércoli

Julián Dércoli
Trabajador No docente y Docente de la materia Política y Sociedad de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Licenciado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Autor del libro “La política Universitaria del Primer Peronismo”. Se desempeña como Coordinador Académico Administrativo del Instituto de Ciencias Sociales y Administración.

Acerca del autor/a / Laura Itchart

Laura Itchart
Comunicadora, Hace unos años es docente y coordina la materia Prácticas Culturales de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Hace más años es docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, en donde se encuentra transitando su Doctorado. Actualmente es subdirectora del Centro de Política y Territorio de la Universidad Nacional Arturo Jauretche.

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