Hernán Maximiliano Mendoza (1992-2019), apodado “El principito”, fue un rapero oriundo de Merlo, zona oeste del gran Buenos Aires, amigo de grandes raperos como Pinta Ruido, Massi nada Mas, Vato la crema del barrio y J Mastermix entre otros. Sus abuelos, de origen tucumano, se instalaron en el conurbano de Buenos Aires donde dio sus primeros pasos, y desde la escuela primaria comenzó a escribir y rimar con versos y poesías.
Se escuchó un disparo y es probable que nadie hable
siempre es lo mismo
nunca aparece el culpable
la droga y delincuencia en el barrio ya es notable.
Pero el que vio, dice: ¡yo no llegué a verlo!
Y hasta la tumba va a callar y va a esconderlo
rueda de reconocimiento
y no logran reconocerlo
es porque en unos días en la calle tendrás que verlo.
Pibes en la esquina y preparan jarras
viven a todo ritmo, van de farra en farra
el demonio en su cuerpo ya marcó la garra
el diablo en tiroteos, ahora los amarra,
y en su pecho esta tatuada la imagen del gauchito
le rezan una oración
antes de hacer el delito.
Dicen que el que roba en el barrio
se respeta, porque monta una taurus
y maneja una beretta
tiene una vida un poquito inquieta
y con veinte años a los policías enfrenta.
Chico encerrado en instituto de menores
o se rehabilitan o salen peores
cuando hacen algo malo
dicen: ¡mami ya no llores!
Si no vuelvo recordame
Si no llévame flores
Y si no llévame flores
La traición en el barrio
convive contigo
por una dosis se matan entre amigos
una madre llora y otra madre reza: ¡que mi hijo de la droga no sea otra presa!
mientras tanto con un arma él se vuela la cabeza.
Se cansó de ser juzgado y difamado sin motivo
que su nombre esté en la calle
y que sonaran los oídos
que lo criticaran por errores cometidos
aquella enfermedad, su pasado había sido
aprendí que la vida
se va con homicidio
que se ve un fogonazo y se desparrama el vidrio
aprendí que la droga solo termina en suicidio
sentí en carne propia los balazos en el cuerpo.
Escapándole a la muerte
saltando aquellos cercos
el diablo me atormentaba
y yo seguía siendo terco.
La gente comentaba sobre mi estilo de vida
decían: está atrapado en la droga y sin salida
aunque le rece a quien le rece
le pida a quien le pida
gente de dos caras
murmuraban mi tropiezo
un consejo falso: ¡chico por Dios deja eso!
y por la espalda me decían: es hora que caigas preso.
Hoy estoy cantando, les digo que salí ileso
ellos solo piden, yo agradezco cuando rezo
antes de decir Señor, aprende sus valores,
arrepiéntete de todo antes de que ores
y no preguntes porqué, él no bendice porque llores.
Algunos me decían, esa es re vieja
o te asustó un plomazo, o te acobardó la reja
o capaz un enemigo que te tiene entre ceja
yo le pedí al de arriba que me proteja
y él me dijo: yo lo haré, pero aquella vida deja.
pero aquella vida deja.