Escenarios globales

HABLEMOS DE SU REVOLUCIÓN

Cuba

Por Matías Triguboff

Las recientes concentraciones de protesta en la isla agitaron al mundo mediático corroborando que lo que pasa en Cuba nunca es indiferente. Entre los reclamos legítimos y los intentos de desestabilización. Una reflexión sobre los proyectos políticos alternativos al capitalismo global.

En 2001 tuve la oportunidad de viajar a Cuba. Recorrí la Habana y parte de la isla. Un día, conversando sobre el “período especial” con un cubano de Trinidad me dice de manera natural “nosotros los revolucionarios”. Esa conversación me quedó grabada. Me sorprendió que una persona charlando de manera coloquial se identificara de esa manera. 

Los cubanos llaman “período especial” a una etapa de fuerte crisis y transformación que atravesó el país en la década de los noventa, luego de la caída de la Unión Soviética. Un proceso que implicó un gran desafío y una reconversión de su economía. Uno de los cambios más importantes fue la apertura a los capitales extranjeros para el desarrollo del turismo. Ya para esa época a principios del siglo XXI, el peor momento había pasado y los cubanos se adaptaban a una convivencia con una mayor presencia de turistas y al impacto de la circulación de monedas extranjeras en su economía cotidiana.

Desde la revolución de 1959, la Isla es una referencia de los movimientos populares de la región y el mundo. Un faro para quienes anhelamos una sociedad más equitativa y solidaria. Un ejemplo vivo de que un camino alternativo al capitalismo es posible. Como tal, sufre desde sus inicios un ataque permanente de desestabilización desde distintos puntos del mundo, que se expresa más significativamente en el bloqueo económico promovido desde 1960 por Estados Unidos que impide que lleguen todo tipo de mercancías (medicamentos, insumos para la producción, alimentos, etc.) e inversiones al país.

Manifestaciones de protesta en varias ciudades

 

Recientemente, el actual presidente Miguel Diaz Canel denunció públicamente un nuevo intento de desestabilización del régimen promovido por Estados Unidos. Si bien no es algo novedoso, en los últimos años este se agudizó. Como consecuencia, el acceso a bienes y servicios se vio fuertemente afectado.

Cuba es un país con fuertes restricciones económicas que depende del intercambio internacional para poder subsistir. Por las características de su territorio, no tiene capacidad de desarrollo para una estrategia de autosubsistencia. Anualmente la Isla recibe aproximadamente 3600 millones de dólares de remesas de cubanos que viven en el exterior. A su vez, los efectos económicos del COVID 19 la perjudicaron: los 3000 millones de dólares que ingresaban por el turismo antes de la declarada pandemia se vieron fuertemente reducidos por la actual coyuntura global.

En este contexto, si bien los recursos escasean, sin duda la distribución es más equitativa y permite condiciones de vida para la mayoría de la población significativamente mejores que otras naciones. Mirando la situación de sus países vecinos, uno puede intuir qué sería de ese pueblo si el régimen cayera.

 

Protestas por la crisis provocada por la pandemia

 

En distintas localidades se produjeron manifestaciones que expresaron el malestar de una parte de la población sobre la situación del país. Esta situación nos permite abrir un serie de interrogantes y reflexiones sobre el desarrollo de proyectos políticos alternativos al capitalismo global. Propongo señalar algunos factores centrales.

Primero, la situación económica ya mencionada anteriormente. Es muy difícil sostener un proyecto político que no garantice una base económica firme. En ese sentido, la posibilidad de sostenerse es un logro del pueblo por sobre las propias características del régimen. Si bien es difícil de escindir, la fuerza del pueblo supera la propuesta del proyecto socialista.

Segundo, el liderazgo. Ante el fallecimiento de Fidel Castro en 2016 se abrió un camino de sucesión. En la primera etapa, tomó esta tarea su hermano Raúl, hasta que en 2019 asumió el presidente actual Miguel Diaz Canel. El carisma y la capacidad de conducción de Fidel Castro siempre fue un aspecto esencial en este régimen. En la coyuntura actual se abre un interrogante sobre la capacidad del actual presidente de poder salir de esta crisis sin perder apoyo popular; de sintetizar las nuevas demandas y poder conducir el proceso hacia un camino superador; de poder transmitir nuevas expectativas de un futuro próspero para el pueblo; de llevar adelante la llamada “batalla de ideas” – como suelen decir los propios cubanos – la posibilidad de promover valores de solidaridad y comunión, de creer que un camino alternativo al capitalismo es posible.

Tercero, el cambio generacional. Como sucede en todo proceso de cambio político de largo aliento, hay un momento en donde la mayoría de la población no conoce ni vivió la experiencia previa, o sea, las condiciones de gran pobreza y desigualdad que caracterizaban a la Cuba previa a la revolución. A su vez, el bombardeo mediático sobre las fantasías del capitalismo del consumo ilimitado cada vez es más fuerte. ¿Cómo transmitir una experiencia que no se conoce?

Concentración de apoyo a la Revolución

 

Cuarto, internet y las redes sociales. Actualmente las redes sociales se convirtieron en un lugar esencial de discusión y acción política. Los “mitines” políticos de principios de siglo XX se trasladaron al ciberespacio. Un ámbito novedoso para la “batalla de ideas” que no logra adaptarse al nuevo modelo de comunicación y, a su vez, muy fértil para las “fake news” y la desinformación. El avance tecnológico traslada el diálogo personal en reuniones, asambleas u otros encuentros, al intercambio a través de dispositivos electrónicos. ¿Cómo transmitir una idea a través de una frase breve o una imagen? Un desafío para la militancia de todo el mundo. 

Finalmente, y como inicié esta nota, no debemos perder de vista la importancia geopolítica de Cuba. A solo 150 kilómetros de distancia de Estados Unidos, siempre es un lugar estratégico de disputa para las grandes potencias de todo el globo, por su ubicación territorial y por su valor simbólico.

Volviendo a la anécdota del principio. ¿Qué es ser un revolucionario hoy en Cuba? ¿Quiénes son las personas que hoy protestan en las calles? Sin duda, las distintas estrategias de desestabilización extranjeras cumplen un rol importante. Pero también el país está atravesando un momento de emergencia, de falta de suministros y de dificultades de todo tipo. El bloqueo lamentablemente es probable que continúe. Si bien la mayoría de los países sanciona regularmente en la asamblea de Naciones la política de EE. UU., no parece haber en el horizonte una voluntad real de modificar esa situación. Tampoco parece ser solución una intervención externa, no importa el carácter que esta tenga. El desafío y la pregunta es: ¿una vez más los cubanos tendrán la capacidad de superar esta crisis y -con todas sus críticas y dificultades- seguir trabajando por otro mundo posible?

Acerca del autor / Matías Triguboff 

Matías Triguboff

Docente de la UNAJ, de la UNAB y de la UBA. Investigador del CONICET.

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