Derechos Humanos

24 DE MARZO. DEL “NUNCA MÁS” DE INICIOS DE LA DEMOCRACIA POSTDICTATORIAL “AL NUNCA MÁS DE LA DEUDA EXTERNA”

Complicidades y responsabilidades

Por Walter Bosisio

El modelo de política económica de la última dictadura cívico militar corporativa concentrada que puso en marcha el ministro Martínez de Hoz estableció las bases para una rearticulación profunda de la estructura societal argentina. Un patrón de acumulación financiera se fue abriendo paso por medio de numerosas medidas de cambio normativo e intervención directa de reorganización socioeconómica. Así, las leyes de inversiones extranjeras, de reforma aduanera y sobre todo, la de descentralización de los depósitos y la Ley de Entidades Financieras, obraron como marcos estructurantes de un nuevo cuadro de desarrollo para el país. El registro de fusiones y creación de nuevas entidades financieras, mostraron los cambios producidos en los mercados de capitales por la sanción e implementación de estas normativas.  El proceso de solicitud de préstamos internacionales y su obtención luego de numerosos viajes de los directores del BCRA al exterior, la puesta en juego de contactos internacionales de Martínez de hoz y su relación con el FMI, avalaron el cambio procesual desatado.

La deuda externa que generó la última dictadura militar corporativa impactó en la historia siguiente del país habilitando un encorsetamiento y dispositivos de constricción para el desarrollo posterior. El daño que ocasionó a la mayoría de la sociedad argentina ha sido irreversible hasta la actualidad. Cabe entonces analizar desde el enfoque de los derechos humanos las consecuencias trágicas de la implementación del modelo económico de Martínez de Hoz y las políticas esgrimidas por sus sucesores en la dictadura. Si, por un lado, el terrorismo de estado avanzó violentando los derechos civiles y políticos mediante el genocidio, las políticas económicas y monetarias avanzaron en la vulneración y destrucción de los derechos económicos, sociales y culturales de las mayorías argentinas. Las conquistas de grupos sociales, obtenidas sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, fueron desestructuradas y reducidas a niveles inéditos. La ampliación de márgenes de rentabilidad del capital se logró mediante la captación y redistribución de riqueza desde los sectores de trabajadores y pequeños medianos empresarios, representativos de las clases bajas y medias, hacia las élites económicas corporizadas en grupos concentrados de capital nacional y transnacional. El modelo de apertura indiscriminada y valorización financiera destruyó capacidades productivas locales, obturó mecanismos redistributivos y alianzas de clase de décadas anteriores, habilitando así la construcción de estructuras hegemónicas -con actores viejos y nuevos- que se consolidaron en los años noventa. 

Argentina se insertó así junto con otros países de América Latina al nuevo patrón de acumulación capitalista internacional, de la mano de un régimen dictatorial sanguinario y neoliberal, en el contexto geopolítico signado por la “Guerra Fría” y las “doctrinas de seguridad nacional”.  Su matriz económica fue la liquidez monetaria y la rearticulación productiva multinacional (lógicas pro-libre mercado que serán reafirmadas por el “Consenso de Washington” de décadas siguientes). La primacía del capital financiero fue el dispositivo de la vehiculización de estos cambios estratégicos para reorganizar la vinculación centro-periferia. Los estados nación latinoamericanos fueron acoplándose a esta con márgenes de autonomía relativa. Los decisores y ejecutores económicos, políticos y militares locales construirán un escenario nacional propio en la contingencia de juegos estructurales internacionales, en directa articulación e interdependencia con actores transnacionales. De este modo, las tradiciones y lógicas de acción propias de la dictadura argentina la diferenciarán de sus pares vecinas y latinoamericanas, tras recoger los recorridos históricos (siglo XIX y sobre todo, del XX) de las conflictividades y disputas, pujas distributivas de los diversos grupos socioeconómicos y culturales del país, al tiempo que encontrará como parte de esa misma historia, su conectividad con los lazos de relaciones internacionales con potencias estatales y actores económicos hegemónicos. Historias enhebradas en la misma trama instituida y caminos de construcción de nuevos ejes en proceso de estructuración, que abrirán nuevos desafíos para la emergente democracia en transición en tiempos postdictatoriales.

De allí en más, la historia integral de la Argentina y sus políticas públicas se vieron acotadas en sus márgenes de acción a partir del corsé de la deuda externa legada por la última dictadura genocida. Tras un interregno de políticas económicas heterodoxas se terminó imponiendo nuevamente, sobre todo durante la larga década de los noventa, un nuevo ciclo de políticas que buscaron consolidar un modelo neoliberal. Domingo Cavallo, un agente de la élite nacional liberal conservadora con vínculo y dependencia transnacional, que en la dictadura había estado al frente del Banco Central, construyó el andamiaje formal institucional y de ejercicio material del patrón de acumulación ligado a un rígido control de cambio, privatización y desregulación estatal denominado “Convertibilidad”, que llevó a una profunda reestructuración del sistema societal argentino. El nuevo legado de endeudamiento externo, desestructuración y destrucción de capacidades y bienes colectivos, de relaciones y grupos sociales que sumergió al país en condiciones de extrema pobreza e indigencia hacia fines del año 2001, pareció sellar el regreso de modelos neoliberales en el capitalismo de los albores del flamante siglo XXI.  

Sin embargo, una larga década de reconstrucción nacional bajo un modelo de desarrollo movilizador de fuerzas productivas mercado internistas se abrió paso en disputa con los poderes especulativos que continuaban articulando en el sistema globalizado el modelo de capitalismo financiero acentuado. Ese proceso se vio truncado por la hegemonía de las lógicas neoliberales financieras que sostuvieron y defendieron la configuración de un modelo autoritario global centrado en las finanzas y en  valores propulsores de una mundialización individualista consumidora. Se llega así a un nuevo ciclo de aplicación de políticas neoliberales que vuelven a imponer una desestructuración del tramado productivo aún en construcción, configurando entonces un tercer momento del ciclo neoliberal abierto por la última dictadura cívico militar corporativa concentrada. Viejos y nuevos actores tomaron las riendas del Estado, mediante el accionar directo de representantes del capital concentrado nacional y transnacional, de la mano de sus CEOs y gerentes, provocando una nueva “reorganización nacional” pero ya no bajo dictadura sino en democracia. Se generaron mecanismos de cooptación del Estado por parte de corporaciones concentradas del mercado, construyeron puertas giratorias, quebraron normas de ética pública y establecieron una legalidad y normalidad fraguadas, debilitando los fundamentos y funcionamiento de la Democracia. 

Mediante la persistencia de figuras del pasado (Domingo Cavallo desde la dictadura, Federico Sturzenneger desde el “megacanje” del gobierno “aliancista”, Carlos Melconian como consultor “tout court”), tecnócratas sistémicos retornan y promueven,  junto a empresarios y corporaciones, lógicas y prácticas de vulneración de derechos económicos, sociales y culturales, de modo ilegítimo e ilegal, alterando reglas de juego construidas no sin tensiones en el sistema democrático. Las consecuencias, la “herencia” dejada por el último gobierno “republicano neoliberal”, vuelven a pronunciar un escenario de crisis social y económica, con elevados índices de pobreza e indigencia, alta inflación y un reiterado ciclo de endeudamiento externo, con impacto regresivo en el universo de los derechos humanos. 

Frente a todo esto, nuevas gramáticas institucionales articuladas por numerosos movimientos sociales y fuerzas políticas despliegan una retórica y demandas de mayor justicia social con desarrollo integral. Se promulgan por un “Nunca Más” a la Deuda Externa y al Neoliberalismo, entendidas como expresiones de un modelo elitista de concentración corporativa y redistribución socioeconómica regresiva, que atenta contra la misma Democracia emergente de los valores de libertad, igualdad, solidaridad, bases de las sociedades modernas y contemporáneas, ejes clave de la construcción plural del Pueblo y Nación Argentina. Es necesario entonces revisar y juzgar los modos de construcción del endeudamiento externo, las complicidades y responsabilidades empresarias y de funcionarios a cargo del Estado como parte de las disputas por el respeto, cumplimiento y ampliación de derechos. Una nueva puesta en marcha de un proceso de construcción colectiva de Memoria, Verdad y Justicia que cada 24 de Marzo reactualiza los sentidos de las luchas de les compañeres desaparecidos y de todes en torno a la promesa de concreción del universo pleno de Derechos Humanos para toda la Sociedad. 

Acerca del autor / Walter Bosisio

Sociólogo y doctorando UBA. Profesor UBA/ UNAJ/ IDAES UNSAM e investigador universitario.  Director del Programa de Derechos Humanos  de la UNAJ.

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