Territorios, Vinculación

RAP, LITERATURA Y MEMORIA

Cuando la escuela crea comunidad

Por Diego García

¿Rap en la escuela? ¿Química en la cocina? ¿Chicos editores? De como un activo intercambio de saberes puede ser la base de aprendizajes activos en un secundario del conurbano sur

Lunes 23 de septiembre de 2024 (dice en una pizarra). El grupo de raperos Haciendo Rap Juntxs alienta a los y las estudiantes que gritan, aplauden y completan al unísono el verso “El arte es vida y la vida es… ¡Arte!”. Se trata de un proyecto de articulación entre la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Escuela Secundaria N° 14 Tristán Achával Rodríguez de Berazategui. Artistas de distintas partes del conurbano, dirigidos por el docente e investigador Martín Biaggini, conforman este colectivo abocado a la producción y difusión de la cultura Hip Hop en el territorio. Es la apertura de la Semana de las Artes y también una conmemoración por La noche de los lápices. Como dijo minutos antes el director, Orlando Saracho, “la posibilidad de expresarse libremente que en 1976 otros jóvenes no tuvieron, la transformamos hoy en diversas manifestaciones artísticas para decir Nunca Más”. Toma el micrófono Ulises, que viene invitado con su Escuela Especial N° 502 de Quilmes. Él hace freestyle y lo conocimos en los Juegos Bonaerenses de este año. Ulises la rompe y se lleva cientos de aplausos, su cara de felicidad lo dice todo.

En la muestra también se presentan libros hechos íntegramente por los estudiantes, quienes crearon una editorial propia desde la escuela a la que llamaron Ediciones Achával: La estación de los libros. Se trata de ediciones hechas con materiales reciclados, inspiradas en otros proyectos que siguen esa línea con el objetivo de democratizar el acceso a la publicación y a la lectura; entre ellos, Voces inquietas, que desarrolla la Municipalidad de Berazategui desde hace unos años, dando espacio y acompañamiento a las y los jóvenes escritores berazateguenses, y del que nuestra escuela ha participado a partir del Taller de Literatura. Los chicos y chicas presentan un libro de cuentos: La masa devoradora ataca a 3° A. Es parte de un proyecto más grande, integral y transversal, que se llevó a cabo durante el año: en el turno vespertino, desde hace años, se desarrolla el proyecto Sabor A Patria, abocado a la cocina tradicional argentina. Para este año, la especialidad fue la pizza hecha a partir de masa madre. Así, la masa madre nos llevó a trabajar en el laboratorio y esto se fue extendiendo a otros cursos y turnos, habiendo participado de la Feria de Ciencias, superando la etapa distrital de la misma. Desde el departamento de Comunicaciones, la masa madre se transformó en La masa devoradora (The Blob), una película clásica de ciencia ficción del año 1958. Los estudiantes de 3° año del turno mañana, adaptaron la trama a versiones propias, llevadas al espacio local, que concluyeron en una serie de cuentos colectivos. Y en el 3° año del turno tarde, se realizó un cortometraje para participar de la propuesta municipal “La escuela hace foco”, donde los y las estudiantes realizaron una adaptación libre de la historia. Para entender cómo se llega a los libros que se presentaron en el evento, tras este largo periplo explicativo, todavía me falta algo más: el curso 5°1° de la orientación Economía y Administración creó un sello editorial, aplicando todos los aprendizajes de las ciencias económicas, para diseñar y producir los libros de manera rentable. Asimismo, desde la materia Literatura, trabajaron tanto de manera teórica como práctica sobre los conceptos de libro y edición. Ahora sí, puede comprenderse que los libros que se exhibieron y compartieron en la muestra son un eslabón más dentro de un proyecto institucional donde arte, lenguaje y ciencia se entrelazan.

Ensayamos para grabar un video con el objetivo de socializar el nuevo Régimen Académico. Primeros compases de Another Brick in the Wall, tres estudiantes-actores con cajas en sus cabezas empiezan a transformar un concepto: del tengo que aprobar pasan al tengo que aprender. Entonces me viene a la mente la idea de los estudiantes de 5°, “la estación de los libros”, la imagen de un tren que llega y a la vez parte ¿igual? Claro que no. Elegir pensar a la escuela como una “estación” resulta más que interesante. Sabemos que el viaje será largo, pero cada parada será fundamental. Algunos cambian de tren, otros suben; el paisaje se transforma y se transforma la mirada. Las voces se multiplican, diversas, reales. El espacio se comparte y se construye con amabilidad. En el tren de la escuela, a diferencia del tren que nos traslada y que acá en el conurbano es un medio ya folklórico, tiene otras riquezas: experiencias que implican un continuo crear de ese medio y una constante retroalimentación desde lo común, eso (miradas, espacios, saberes, temores, etc.) que día a día fermenta para que la comunidad se constituya en una realidad con valores y deseos de progreso. La estación, la literatura, el rap y la escuela: un paréntesis; como dice Carlos Skliar: “frente a la aceleración impiadosa del tiempo, delante de un tiempo que solo habla de consumo y nos consume, así el leer crea una atmósfera de rebelión, un tiempo y una velocidad distinta donde el instante ejerce su precioso aunque débil reinado. Y es también una cierta noción de educación y de escuela: una paz que se parece a una pausa, una pausa que se asemeja a un paréntesis, un paréntesis similar a la respiración (…)” (Lectura y educación, 2020).

Uno de los cuentos de La masa devoradora ataca a 3° A transcurre en la localidad de Pereyra y lleva una hermosa ilustración de la estación de trenes. No hay nadie, sólo dos valijas abandonadas después del ataque de la Masa. Los únicos sobrevivientes, a la manera de Montag y los hombres-libro en Fahrenheit 451, se han alejado de la ciudad. Si alguna vez la escuela fue una estación vacía donde los “alumnos” asistían para ser depositarios de contenidos, hoy en la provincia de Buenos Aires esa postal ha quedado atrás definitivamente (el cuento transcurre en los años 50…). Hoy el rap y el break dance alegran el patio y los micrófonos pasan de mano en mano. Todos y todas aprenden juntos y lo hacen siendo protagonistas. No se trata de meros pasajeros que observan por las ventanillas de “la clase”, sino de ser escritores, científicos, cocineros y raperos. 

Los derechos conquistados, como el boleto estudiantil, hacen a la memoria colectiva y resplandecen en el fuego común de cada generación. La nueva escuela secundaria, desde su reciente RA, se propone fortalecer la “inclusión con más aprendizajes”. Me gusta el plural: habla de una multiplicidad y de cuestiones concretas. El aprendizaje a secas puede ser un concepto más, asociado en primera instancia a lo cognitivo. Pero los “aprendizajes” nos hablan de algo diverso, inclusivo, creativo. 

Las cajas (todavía) nos quieren hacer creer en una idea de éxito escalonada, brutal e individualista (vinculada al viejo “tengo que aprobar” como sea). Ahora ya no están. La Semana de las Artes comenzó en la Secundaria Nº 14 con un canto en común, que nos hizo sentir parte de una misma idea de escuela y a la vez ir un poquito más allá: hacia una idea de patria que no deje a nadie en el andén.

Fotografías por Martín Biaggini (23/09/2024)

Acerca del autor / Diego García

Fotografía de Diego Bernachi

Vicedirector de la Escuela Secundaria Nº 14. Es Profesor en Letras, poeta y ensayista. Ha publicado varios libros, entre ellos El lento hacer. Ensayos sobre imagen y escritura (Casa Vacía, Estados Unidos, 2022) y Unos días afuera (poesía, Pixel Editora, Argentina, 2023). Más info en: www.margendelpoema.blogspot.com



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