El Embajador Victorio Taccetti, ha ejercido importantes funciones en las relaciones exteriores de la Argentina. Entre ellas fue vicecanciller desde 2007 hasta 2010 y embajador en Alemania hasta 2014. Desde entonces el contexto internacional ha cambiado notablemente y en la región prevalecen gobiernos de derecha. El próximo presidente, de signo popular y progresista, como anticipan las PASO, deberá enfrentar múltiples dilemas políticos, sociales y económicos. En esta charla con Mestiza, afirma que “se deberán activar nuevas políticas inteligentes para poner de pié a nuestro país en el mundo”. Estas deberán hacerse siguiendo los principios históricos del peronismo de soberanía política, independencia económica y justicia social.
En Brasil el gobierno del presidente Jair Bolsonaro manifestó una muy poco diplomática hostilidad con Alberto Fernández y con las fuerzas políticas progresistas de la región. Sin embargo Brasil es nuestro principal aliado en el Mercosur y primer mercado de nuestras exportaciones. Cómo deberíamos encarar las relaciones?
Es difícil mantener un diálogo con las actuales autoridades brasileñas que se base en afinidades políticas. Sin embargo debemos seguir negociaciones para satisfacer los intereses de nuestro país. En primer lugar se puede avanzar en proyectos productivos concretos, por ejemplo, la integración de sectores industriales, como el automotor, el naval, el farmacéutico, el energético, y de infraestructura, como las represas de Garabí y Roncador, y la modernización de conexiones ferroviarias y multimodales, Sao Paulo /Uruguayana/ Buenos Aires/ Mendoza/ Valparaíso y Santos /Corumbá /Santa Cruz /Salta /Antofagasta. Segundo, desarrollar las negociaciones por parte de actores del sector productivo argentino, con sus pares brasileños, especialmente con empresas de capital brasileño potencialmente perjudicadas por la apertura irrestricta que proponen Bolsonaro y su ministro de hacienda Guedes. Al mismo tiempo, debemos mantener los contactos que el peronismo tiene con referentes políticos de la oposición, con quienes tenemos mayor afinidad ideológica.
Recientemente, el Mercosur, del cual la Argentina es miembro fundador, ha firmado un acuerdo con la Unión Europea que podría sacrificar buena parte de nuestra industria. ¿Cómo encarará nuestro país la relación con el Mercosur y con la UE?
Se acaba de firmar un pre-acuerdo de libre comercio entre Mercosur y Unión Europea. Para que sea efectivo faltan la traducción, firma por los jefes de Estado, y aprobación por todos los parlamentos europeos y por los de los países Mercosur. Podemos anticipar aspectos que, si no son bien negociados, pueden afectar negativamente los puestos de trabajo en nuestros países, como la apertura comercial para productos industriales europeos de mayor calidad o precios similares que compitan con los productos Mercosur. Por ejemplo, la compra por parte de las automotrices de autopartes europeas que reemplacen a la de origen Mercosur, lo mismo en el rubro farmacéutico. Segundo la incidencia de patentes de propiedad intelectual y denominaciones de origen y las reglas de solución de controversias. Hay que agregar que se pueden prever obstáculos a las aperturas comerciales acordadas a productos agrícolas o agroindustriales del Mercosur por aplicación de normas sanitarias o fitosanitarias, llamadas paraarancelarias o denominaciones de origen. Otro problema es la competencia en terceros mercados con productos agroindustriales europeos basada en la aplicación de las denominaciones de origen aceptadas por Mercosur como por ejemplo las restricciones a nuestras exportaciones de quesos o vinos con nombres europeos.
Al mismo tiempo, hay que poner de relieve que el acuerdo puede potenciar ventanas de oportunidad para el Mercosur. Entre ellas: la cooperación científico-técnica con Europa, sea gobierno a gobierno como el instituto partner de la sociedad Max Planck, el proyecto italo-argentino satelital SIASGE, o entre empresas privadas a través de la inversión para la producción con alto contenido tecnológico. También se puede incrementar un acercamiento estratégico-político Mercosur/Unión Europea, que puede reforzar nuestra posición a favor de un mundo multipolar con equilibrio entre los grandes actores globales (EUA, China, Europa, Rusia).
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos el mundo es más inestable y el impacto de su política comercial se siente en todos los mercados. Para nosotros está el caso del cierre del mercado de los Estados Unidos a nuestras exportaciones de biodiesel. ¿Cómo defender nuestros intereses a partir de nuestra vulnerabilidad económica y sobre todo financiera?
Estados Unidos sigue siendo la gran potencia con vocación de marcar la agenda política de nuestra región, sobre todo si se toma en cuenta su repliegue en otras regiones como el Cercano Oriente, lo que hace que su interés se concentre en su “patio trasero” donde no quiere que aparezca “una segunda Venezuela”. Es importante defender frente a Estados Unidos nuestros intereses comerciales concretos: por ejemplo, las restricciones para exportar a ese mercado nuestros biocombustibles, la competencia de Estados Unidos con nuestro país para proveer de trigo al Brasil, y otros sectores más. Es importante para ello a la vez reafirmar nuestra vocación por cumplir con nuestros compromisos financieros internacionales, explicando que nuestra capacidad de repago está inevitablemente atada a nuestra recuperación del mercado productivo interno y de las exportaciones. En este plano deberíamos evitar declaraciones altisonantes de corte antiimperialista, que sólo sirven para nuestro consumo interno y no facilitan el diálogo con la superpotencia planetaria.
Nuestras relaciones con China y con Asia en general ¿pueden balancear el peso de los Estados Unidos en la política exterior del futuro gobierno?
El siglo XXI es indudablemente el siglo de la China, y también, quizá no de modo tan drástico, el siglo del Asia. El país líder de la región, China, es ya la segunda economía del mundo y pronto será la primera. Ya su PBI, en términos de compras, supera al de Estados Unidos. La China es un país difícil de encasillar, ya que indudablemente no es una democracia, tampoco es un país socialista en el sentido clásico, sino que es una construcción muy particular, a la que sus líderes y algunos analistas llaman “socialismo de mercado”. Lo que es indudable es que ya mil millones de personas, más del setenta por ciento de su población, ha accedido a niveles de vida dignos. Su más reciente proyecto de expansión es la denominada Ruta de la Seda, por sus siglas en inglés, “One belt, one road – OBOR”. Es decir, su fuerza expansiva es notable.
El presidente Macri, una vez más, pretende que ha sido él quien ha “descubierto” a China, cuando en realidad la Argentina, ya durante los doce años de gobierno Kirchner, ha incrementado en modo notable su relación con el gigante oriental. Es el camino a seguir con el “Imperio del Medio” y con los países de esa región, que va a ser cada vez más relevante en nuestro mundo.
¿La Cancillería argentina cuenta con las herramientas para enfrentar la agenda político-económica que Ud. nos acaba de ilustrar? Qué diplomáticos necesita un país intermedio como el nuestro?
Nuestra cancillería siempre ha actuado con preponderancia en el ámbito político. Su actuación en aspectos económicos ha estado focalizada en aspectos multilaterales o birregionales ( por ej., el acuerdo Mercosur /Unión Europea). Su atención a la promoción del comercio internacional, que estuvo en su área de competencia durante más de veinte años, ha pasado a depender de otros ministerios, con mucho daño a su eficiencia. En el futuro esto debe revertirse, dotando a la Cancillería de capacidades para asistir a la empresas exportadoras o que desean serlo, con la participación clave de nuestras embajadas. Por otro lado, la mayor parte de los funcionarios son “generalistas” que se especializan en áreas geográfico / políticas y no en los muchos temas técnicos de la agenda internacional del presente. Sólo algunos ejemplos de esta compleja agenda: propiedad intelectual; comercio de productos agroindustriales, frutas y hortalizas, granos, fuentes de energía de diversos tipos: nuclear, hidroeléctrica y renovables no tradicionales; gestión cultural para favorecer el acceso de nuestras manifestaciones artísticas al mundo, incluyendo en un lugar privilegiado a la producción cinematográfica, la producción de medicamentos, etc., etc. Esta es la nueva cancillería que podrá hacer frente a los desafíos de este mundo globalizado: un cuerpo profesional, con competencia técnica, que cumpla fielmente las directivas de la conducción política del Estado.
Acerca del autor / Victorio Taccetti
Victorio Taccetti es abogado, Master en Ciencia Política y diplomático de carrera. Ocupó cargos consulares y diplomáticos en Houston, New York y Washington y embajador en México, Italia y Alemania. Fue Vicecanciller de la República.
Acerca del autor / Franco Castiglioni
Profesor titular de Introducción a la Sociología de la Universidad Nacional Arturo Jauretche.