Ambiente

CORONAVIRUS, GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y AMBIENTE

Volver a las fuentes del sentido común (la naturaleza misma)

Por Homero Bibiloni

Este aporte surge de reflexiones sobre lecturas viejas y presentes, convergiendo el pasado y el presente, signado por el COVID-19 que nos interpela por el futuro. Porque hay un después temporal más allá del coronavirus que inunda pantallas, redes, comentarios, y es momento de verlo con otras perspectivas.

Afirmamos que todo es circular: el ciclo de la vida, el sistema solar, nuestro planeta, la dinámica de los ecosistemas, la humanización de ello en los planteos de la economía circular, lo cual significa conexidades permanentes vinculadas y secuenciales. Un punto enlaza con el siguiente y este con otro y con otro delimitando la circunferencia.Y así por los tiempos de los tiempos.

Y este concepto es aplicable a la naturaleza por cuanto todo está prescrito en ella, solo hay que intentar leerla o decodificarla antes que sea demasiado tarde, dado que nuestra inconsciencia y falta de vinculación al origen de la vida misma nos hará desaparecer porque, hay que decirlo, la naturaleza seguirá evolucionando por siempre, con nosotres o sin nosotres. De allí que para seguirla debemos retomar sus enseñanzas.
Tic tac tic tac…..(imaginemos el sonido de manera aumentada) como el tiempo que pasa acelerando gravemente los procesos (pero a nuestro lado) a los que terminamos acostumbrándonos (huracanes, tifones, lluvias torrenciales, calor desmedido, sequías devastadoras, inundaciones, hambrunas, desaparición de especies, deforestación, envenenamiento planetario, fallecimientos por doquier) porque trágicamente estamos en la era de la muerte de los nacimientos, es decir que penosamente hemos logrado alterar el virtuoso ciclo/círculo de la vida.

Dijo Perón en febrero de 1972 “….Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología, y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional. La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes político. Por eso abordo el tema como dirigente político..”

La Encíclica Laudatio SI del Papa Francisco nos dice, en relación a San Francisco, que la “… ecología integral requiere apertura hacia categorías que trascienden el lenguaje de las matemáticas o de la biología y nos conectan con la esencia de lo humano. Así como sucede cuando nos enamoramos de una persona, cada vez que él miraba el sol, la luna o los más pequeños animales, su reacción era cantar, incorporando en su alabanza a las demás criaturas. Él entraba en comunicación con todo lo creado […] ‘lleno de la mayor ternura al considerar el origen común de todas las cosas, daba a todas las criaturas, por más despreciables que parecieran, el dulce nombre de hermanas’. Esta convicción no puede ser despreciada como un romanticismo irracional, porque tiene consecuencias en las opciones que determinan nuestro comportamiento. Si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos”.

Leonardo Boff, pensador profundo y de mirada holística excepcional, recordaba al cacique Seattle que dijo en 1856: “De una cosa estamos seguros: la Tierra no pertenece al hombre. Es el hombre quien pertenece a la Tierra. Todas las cosas están interligadas como la sangre que une a una familia; todo está relacionado entre sí. Lo que hiere a la Tierra hiere también a los hijos e hijas de la Tierra. No fue el hombre quien tejió la trama de la vida: él es meramente un hilo de la misma. Todo lo que haga a la trama, se lo hará a sí mismo” agregando “Si agredimos a la Tierra, nos agredimos también a nosotros mismos y viceversa.”

Worldometers² , un sitio de estadísticas en tiempo real nos lo demuestra como un reloj de taxi en forma vertiginosa. Cada aumento de “algo” es en realidad “algo menos”, porque son muertes, bosques perdidos, vidas segadas, hectáreas desertificadas, y otras verdaderas pesadillas que cuantifican y muestran a manera de plagas bíblicas.

Vinculando a la tierra como un ser vivo denominado GAIA (conforme a la demostración de James Lovelock), Boff nos agrega “…La pandemia del coronavirus nos revela que el modo cómo habitamos la Casa Común es perniciosa para su naturaleza. La lección que nos transmite suena así: es imperativo reformatear nuestra forma de vivir en ella como planeta vivo. Ella nos avisando de que así como nos estamos comportando no podemos continuar. En caso contrario la propia Tierra se librará de nosotros, seres excesivamente agresivos y maléficos para el sistema-vida”.

Cuando la Pachamama tiene fiebre se expresa en volcanes incandescentes que nos queman , cuando llora nos inunda, cuando está molesta con los humanos sopla creando huracanes, cuando se sacude se traduce en terremotos o tsunamis, cuando enferma nos incluye porque somos parte de ella, pero sus anticuerpos se ocupan del problema viendo cómo lo resuelven, lo cual nos arrastra en la solución drástica que adopta, pero todos los días nos sigue regalando belleza, aire puro, agua potable, tierra fértil, procreando las especies, manteniendo en funcionamiento la ingeniería ecosistémica que sostiene la vida planetaria. ¿A cambio de qué?: sólo de respeto, de capacidad de observación, de inteligencia para tomar de su sabiduría, de la alegría en su disfrute que la nutre energéticamente ( pues todo es energía). Realmente da mucho y pide poco.

Recordemos, a propósito, que los hermanos de la naturaleza aprenden de su experiencia y no repiten errores. Veámoslo con un ejemplo doméstico: el ganado es retenido en el campo con un hilo de alambre. ¿Es que acaso no pueden saltarlo o empujarlo? Por supuesto que sí, pero saben que tiene una carga eléctrica con la que alguna vez contactaron y no lo intentan de nuevo. Y el que no la sufrió ve que sus pares no lo hacen y ni lo intenta porque hay una transmisión de hábitos colectivos en tanto están viviendo sus rutinas de pastoreo. A la inversa, si el miedo se apodera de ellos nada los detiene con las negativas consecuencias que un grupo numérico importante y de relevante volumen cause a su paso, es decir con el efecto manada ( basta pensar estampidas de bisontes o elefantes por ejemplo). Asociemos esto con la pandemia que nos azota en 10 puntos arbitrarios:

  1. La neutralización de las actividades demuestra la inmediata recuperación de los bienes de la naturaleza, disminuyendo el ecocidio actual: La cuarentena importa menos contagios.
  2. Acredita la innúmera cantidad de cosas superficiales e innecesarias que la globalización nos impone con el negativo dispendio de recursos y residuos que importa: Vivimos en forma más austera, tal como es la naturaleza, simple y básica.
  3. La falta de prevención oportuna agrava el problema; por ejemplo, si talamos no habrá bosques: Al habernos adelantado evitamos el problema de Estados Unidos, Italia o España que subestimaron la situación.
  4. El problema instalado se expande cual incendio forestal: En Europa, Estados Unidos y otros países de Sur América, la situación es diametralmente distinta que en Argentina.
  5. El problema no contenido causa graves daños al sistema: Los daños suelen ser irreparables o solucionables en largo plazo con altos costos (por falta de prevención oportuna,  la situación actual es de más de 600.000 casos y 28.000 muertes al 28/03/20, fuente BBC).
  6. El problema elimina vidas directas y también vida de ecosistemas que a su turno también dan vida (lo mismo que las sequías, las inundaciones, los terremotos, las erupciones, los incendios, etc.)¹
  7. Todavía hay naturaleza para destruir y podemos no parar, pero por poco tiempo, estamos llegando a umbrales de no retorno: Se puede priorizar la economía según se está pregonando en Estados Unidos, Brasil y en los países con gobiernos neoliberales en general porque hay vidas suficientes  (7.500 millones vs. 28.000 muertos).
  8. El que desapareció como ser vivo o ecosistema no vuelve pero alteró la cadena virtuosa natural: El mamut, por ejemplo, y a causa del Covid -por ahora-, 28.000 seres humanos, agregados al dolor permanente de sus familias.
  9. Si hay experiencias exitosas en curso replicables debemos aprender de ellas y no de las incorrectas y mantener el curso para el cuidado de la casa común porque necesitamos de ella y no a la inversa: La naturaleza es sabia, no comete errores, los hermanos de la naturaleza no necesitan de computadoras para evitarlos, mientras los inteligentes humanos, pese a tener toda la información, se empeñan en equivocarse.
  10. La naturaleza es solidaria: El hombre lo es, básicamente los más humildes. Ahora hay un aprendizaje de otros sectores sociales en la importancia de este valor ético e inclusivo. En la naturaleza el que se aparta siempre tiene y trae problemas, como el crío que se va de la manada y es capturado por predadores. A los que eluden la cuarentena los descubre el Coronavirus.

Para cerrar este análisis resulta necesario marcar la relevancia de un Estado presente, contenedor, dinámico, igualador, plural, en el territorio y no en aplicaciones, planificando para alejar la incertidumbre, que pone con su personal lo mejor para el conjunto de la población. Al coronavirus lo peor que le está pasando en Argentina es el populismo.

 

¹https://who.maps.arcgis.com/apps/webappviewer/index.html?id=2203b04c3a5f486685a15482a0d97a87&extent=-17277700.8881%2C-1043174.5225%2C-1770156.5897%2C6979655.9663%2C102100
² https://www.worldometers.info/

Acerca del autor / Homero Bibiloni

Abogado. Especialista y Docente en grado y postgrado en Derecho Administrativo y Ambiental. UNLP Coordinador de la Carrera Gestión Ambiental en la UNAJ. Presidente Tribunal Administrativo de la OEA 2018. Ex Secretario de Ambiente de la Nación y Presidente de Acumar (2008 – 2010).

 

 

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