Notas

DEUDA EXTERNA Y SOBERANIA

No vienen por el agua dulce

Por Daniel Symcha

No son pocas las voces que se alzan en la defensa de las reservas de agua dulce de nuestro país, amenazadas por la presencia extranjera. Pero, ¿no deberíamos poner la alerta en la defensa de nuestra soberanía sobre el mar argentino? ¿Tenemos la capacidad para su explotación? ¿O siquiera para su control?

 

 

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”

Leonardo da Vinci

(1452-1519)

 

Se conoce como zona anecúmene a aquellos espacios en los que la supervivencia humana es nula o extremadamente difícil. Generalmente estos espacios son ricos en diversidad de recursos naturales. Las zonas anecuménicas, es decir las zonas inhóspitas para ser habitadas por el hombre (Marini, 1985),  frente a la desidia y la falta de control del Estado pueden ser un objeto de interés dentro de los planes de expansión y crecimiento de lo que el Dr. Marcelo Gullo denomina, las Unidades Políticas Sin Asiento Territorial (Gullo, 2018), entre ellos bancos, corporaciones y ONGs vinculadas a intereses extranjeros..

A fines del siglo XIX, para solventar gastos corriente, tres provincias argentinas contrajeron deudas con la banca británica: Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco. Para su cancelación, ofrecieron a cambio tierras que en ese momento consideraban inhóspitas e improductivas, anecuménicas.

En 1880, frente a la imposibilidad de pago y con la intención de cancelar las deudas contraídas, la provincia de Santa Fe otorgó por ley la explotación de una inmensa  zona anecuménica a la firma Murrieta & Co. que ocupaba una extensión equivalente al 12% de la actual superficie de la provincia. “Las leyes argentinas parecen lucubraciones literarias” escribirá Raúl Scalabrini Ortíz en su libro “Política británica en el Río de la Plata” sobre diferentes negocios en nuestro país que, con amplias facilidades, involucraban a capitales británicos.

The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited se conformó a partir de la acción comercial que llevó adelante Murrieta & Co., primero mediante asociaciones y luego mediante la adquisición de las pequeñas compañías forestales de la región hasta convertirse en un fuerte monopolio en asociación con capitales alemanes y franceses (Gori, 1999). En la actualidad, ello continúa siendo una estrategia corriente en la construcción de monopolios, tal como se describe en el libro “Guerra por los recursos” (Klare, 2001) donde el autor nos detalla las estrategias de negocios de las compañías norteamericanas asociadas con las de la cuenca del Mar Caspio.

La actividad económica de La Forestal llegó a ocupar más de dos millones de hectáreas en la región y la empresa actuó como un Estado dentro del Estado. Fundaba poblados, acuñaba moneda y en sus tierras flameaba otra bandera. Para garantizar la explotación en sus propiedades había generado  estructuras gubernamentales propias y una fuerza armada represiva conocida como “Los Cardenales”. Su presencia en nuestro país, y la remisión de ganancias a Gran Bretaña, se sostuvo hasta el año 1962.

 

Una nueva zona anecuménica como potencial interés extranjero

Hoy nuestro país, luego del trabajo realizado por  la Cancillería entre los años 2009 y 2016, logró el reconocimiento de un nuevo límite de la Plataforma Continental Submarina, incrementando en un 35% la superficie del espacio marítimo nacional.

La República Argentina cuenta con un litoral marítimo en el continente Americano de más de 4.500 kilómetros de longitud (Koutoudjian, www.mininterior.gov.ar, 2011) y una longitud de costas en la Antártida Argentina e islas australes de 11.235 km (Instituto Geográfico Nacional, 2018)

A partir de del año 2016 luego de la aprobación por parte de las Naciones Unidas del reclamo argentino sobre la superficie de la plataforma continental, la misma pasó a tener una superficie de 6.581.000 km2  es decir un 173% de la superficie en territorio continental americano (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2016). Este reconocimiento implicó la ampliación de las 200 millas marinas a 350 medidas desde la línea de base costera, lo que representa un incremento del 35% en relación con la superficie reconocida hasta el año 2015. Hoy el Mar Argentino es nuestra mayor zona anecuménica y nuestro estado nacional está endeudado en más de un 80% en relación al PBI.

Repetir la trágica experiencia de “La Forestal” y su impacto económico, social y ambiental está a la vuelta de la esquina, claro que ya no de manera tan artesanal sino ahora en el marco de la adhesión a los organismos  internacionales y las sociedades filantrópicas.

La Forestal fue el botón de muestra

En la actualidad existen antecedentes en el mundo de similares características impulsados desde los organismos internacionales, “En 1984, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWP) puso en marcha el sistema de canje de la deuda por actividades de protección de la naturaleza como un mecanismo para fomentar las iniciativas conservacionistas en los países en desarrollo. La idea surgió de la observación de que una gran parte de la diversidad biológica del mundo se encuentra en los mismos países que sufren una mayor presión financiera derivada del peso de la deuda externa” (Resors, 2018).

Bolivia en 1987; Ecuador en 1987 y 1989; Filipinas en 1989, 1992 y 1993; Zambia en 1989 y 1993, Uganda 1995; Reino de Bhután 1992 y 1996 son algunos de los ejemplos que se articularon desde la Food and Agriculture Organization of the United Nations, la agencia de las Naciones Unidas que, supuestamente, lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre (Resors, 2018).   

La falta de capacidades para la explotación o el control de nuestro espacio marítimo, tal como quedó evidenciado con el hundimiento del Submarino ARA San Juan,  un potencial escenario de conflicto financiero a nivel mundial similar a la crisis de Lehman Brother’s, la tensión comercial entre China y los EEUU o una acción táctica contra nuestro país en ese terreno, podría crear un escenario propicio para que la salida al problema financiero sea la concesión de amplias áreas de nuestro espacio marítimo a Unidades Políticas sin Asiento Territorial (Gullo, 2018), es decir, corporaciones o fundaciones corporativas que exploten los diferentes recursos existentes.

De alguna manera en este caso deberíamos tener en cuenta preceptos de la corriente estratégica anglosajona (Escuela Superior de Guerra “Tte Gral Luís María Campos”, 1993) que articula la presencia militar (p.ej. Malvinas) vinculada con la utilización del poder (FMI, Banco Mundial) sobre estructuras organizativas del Estado tales como sus aspectos financieros, su presupuesto militar, sus relaciones cívicas, su organización, su equipamiento, etc.

En el marco de los otros medios a los que se refiere la famosa frase “La guerra es la continuación de la política por otros medios” (Von Clausewitz, 2006) y dentro de lo que se conoce ahora como “poder blando” (Nye, 2013) los procesos de endeudamiento de los países o, como los denomina Marcelo Gullo, de las unidades políticas con asiento territorial, condicionan las capacidades de movimiento de las decisiones políticas por lo cual atentan contra los intereses vitales de los Estados/Nación por lo cual se deberían articular acciones políticas positivas , en el concepto de Sherman Kent, que determina que una política positiva es aquella que tienda a lograr un mayor grado de prosperidad nacional, dentro de una estrategia de defensa nacional y tomando en cuenta que es necesario contrarrestar cualquier intento hostil frente a nuestros intereses vinculados a los recursos naturales (Kent, 1966).

En el caso particular de la Argentina el buen resultado de negociaciones en ámbitos internacionales, es decir un resultado favorable para poder ampliar capacidades, proyección y recursos para nuestro país, se contrapone al anclaje del desarrollo por el condicionamiento financiero.

La proyección de capacidades para poder operar -a partir del volumen de endeudamiento- es muy limitada y nos condiciona al riesgo de que, frente a una crisis de nivel medio, una administración tome la decisión de cambiar dominio territorial por deuda de acuerdo a los antecedentes existentes tanto en nuestro territorio en el siglo XIX y XX como en la actualidad en países periféricos.

La propuesta posible es mantener niveles de endeudamiento entre moderados y leves, impulso y desarrollo del segmento educativo, impulso y desarrollo del sector industrial y por ende del mercado de consumo interno, mantener una proyección de poder tanto en lo productivo, comercial, científico y militar hacia la nueva superficie de la “Pampa Azul”,  invertir la ecuación y a partir de la construcción de un núcleo de estructuras económicas de nuestra región, efectuar un proceso de ingeniería financiera a escala subecuatorial con menores tasas y mayores facilidades para competir con aquellas estructuras a nivel mundial que tienen grandes gastos operativos y generar en el mediano plazo un comercio basado en diferentes monedas, de manera tal que el costo para intervenir desde las grandes superestructuras sea demasiado alto.

Acerca del autor / Daniel Symcha

Licenciado en Bellas Artes, FBA/UNLP. Maestrando en Estrategia y Geopolítica de la Escuela Superior de Guerra UNDEF. Realizó posgrados y especializaciones en Gobernabilidad y Gerencia política (UDESA), Cultura Brasilera (UDESA), Gestión Cultural (FCE UNLP), Industrias Culturales (UNTREF), Comunicación Radiofónica (FPyCS UNLP) y Cultura Islámica (USAM) entre otros.

 

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