Jorge Nicolás, más conocido como “Nicolás Apleno” es un cantante urbano que nació en Banfield, se crió en Luis Guillón y actualmente vive en el “Cruce de Lomas”. Gracias a Zonda conoció el hip-hop y comenzó a incursionar en la música urbana. Como él mismo explica, su familia está conformada por su hijo y la gente que quiera estar a su alrededor.
Bajando revoluciones,
pero no hay freno.
Siendo algo tan sencillo,
y tan complejo, cuando me enervo.
El laberinto que pinto, distinto, pasillos eternos
Las manecillas del reloj que cuentan lo que anoto en mi cuaderno.
No llores más,
no llores más, aunque tus lágrimas apaguen el infierno.
Estoy en el ojo de la tormenta, mirando el sol,
Mientras las nubes alrededor se incrementan.
Estoy en medio de la paz y la violencia.
Entre cascadas de palabras que creé.
Entre la espada y la pared.
Con la puerta abierta.
Hay abundancia de esencias, demencias, creencias,
soy carne de cañón, estoy a punto de cocción,
con el cariño que busqué de niño.
Ansias inmensas.
Y hoy encuentro otra dimensión adentro mío,
misión que riño conmigo,
sacar el diablo y poner la paz.
Ponerme en play mi ley,
de pie mi lady ya no estoy para otro más
Así me charlo entre improvistos,
Improvisando todo el día clavando vistos.
Con ojos que no ven.
El corazón que va sintiendo, insisto,
no aflojo por lo que probé.
Un día la suerte un día dijo nos vemos che.
Si te he visto no me acuerdo y no me acorde.
Para sentirme mejor si no arranca el motor,
antes de hundirme, pásame el remo que remo.
Con lo que dreno todo terreno,
me siento lleno
así llegué con la cura en el bolsillo.
Pero sigo enfermo,
todavía no me curé.
Bajando revoluciones, pero no hay freno,
siento algo tan sencillo y tan complejo, cuando me enervo.
En laberintos que pinto, distintos pasillos eternos.