Una mirada de Héctor Abrales como militante, su paso como estudiante por el Humanismo y luego por el peronismo. Su compromiso con el gobierno peronista de Héctor Cámpora, su participación en la revista Envido y los hechos de su trágica desaparición por la dictadura.
Horacio González, recordando las épocas de la revista Envido, comentaba: “Héctor Abrales […] figura en casi todos los números publicados. Los desaparecidos no tienen corporación que no sea la fuerza de su propia ausencia, ni son categoría que pueda inscribirse en placas de cada instituto, profesión o cofradía […] pero de Abrales […] puede decirse sin embargo que es el desaparecido de Envido”.
Héctor Antonio Abrales Sfeir, estaba casado y tenía tres hijos. Era hijo de un inmigrante sirio-libanés radicado en Mendoza e hizo su secundario en el Liceo Militar de esa ciudad cordillerana. Luego se inscribió en la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Buenos Aires. En la facultad, militó en el Humanismo, del que fue representante en la Comisión Directiva del Centro de Estudiantes de Ingeniería (CEI), “La Línea Recta”.
Militante del Humanismo
A comienzos de los sesenta, Héctor Abrales era un activo militante del Humanismo universitario y, como tal, participó en 1963 en la creación del Centro Argentino de Economía Humana. El C.A.E.H. era una réplica del C.E.H. francés, organizado por el padre Joseph Lebret, fundador de la corriente Economía y Humanismo de mediados del siglo XX que buscaba superar el economicismo imperante en la naciente teoría del desarrollo. En el centro participaron, además de Abrales, Carlos Juan Zabala Rodríguez; Jorge Luis Bernetti; Héctor Cordone, profesor de historia, especializado en movimiento obrero; Floreal Forni y Julio Neffa, investigador de economía del trabajo.
Cuando se recibió obtuvo trabajo como docente e investigador en la facultad donde había estudiado. Allí formó parte del equipo de semiconductores que creó Humberto Ciancaglini. Más tarde se radicó un par de años en Francia (1966-67) donde fue investigador del Centre National de la Recherche Scientifique, del Laboratoire d´Electronique et Physique Apliqué y en la filial de Philips. Desde allí se trasladó a Chile, donde fue profesor de la Universidad Nacional. De regreso en la Argentina fue Director de electrónica de la empresa Ralco S.A.I.C.F.I, Investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (C.N.E.A.) y docente universitario en la UBA. Algunos de sus colegas decían que era “algo áspero en su trato, pero eficaz en sus observaciones, especialmente cuando alguien opina[ba] lo contrario”.
FATE División Electrónica
En 1966 se produce la represión contra docentes y alumnos universitarios, conocida como la “Noche de los bastones largos”, por la que centenares de profesores renuncian a sus cargos universitarios. Un par de años después, el que había sido decano de la Facultad de Ciencias Exactas entre 1957 y 1966, Manuel Sadosky, intenta rescatar la experiencia del grupo de investigadores que lideraba Rolando García entre los que se encontraba Abrales. Sadosky había estudiado con Manuel Madanes, propietario de F.A.T.E. (Fábrica Argentina de Telas Engomadas) y les ofrece que se integren a un nuevo proyecto.
Así nace la División de Investigación y Desarrollo que se conocerá como Fate División Electrónica donde se crea la afamada calculadora “Cifra”. A Abrales le encargaron el diseño y puesta en marcha de la planta de impresos, un proceso vinculado a procesos electroquímicos. El proyecto Fate División Electrónica significó un intento privado de autonomía tecnológica en el que intervinieron desde el futuro ministro de economía José BerGelbard, que era socio de la empresa, ingenieros como Humberto Ciancaglini y Roberto Zubieta y científicos como Carlos Varsavsky. Dicen Roberto Zubieta y Elio Díaz en su libro “que hubo nueve detenidos-desaparecidos de ese proyecto independiente, entre los que se cuentan Carlos Rafaelli, María Rosa Mora, Enrique Turano, María del Carmen Nuñez, Daniel Tolchinsky, Silvia R. de Pareja, Héctor Eugenio Talbot Wright, Alejandro Lagrotta y Héctor A. Abrales.
La revista Ciencia Nueva
Al mismo tiempo, entre 1970 y 1974, Manuel Sadosky impulsaba la revista Ciencia Nueva de la que salieron 29 números. Abrales participó como asesor del material científico y técnico de la publicación. Ciencia Nueva había comenzado como un emergente de la difusión científica en Argentina para convertirse, con el transcurso del tiempo, en un referente de la discusión de la política científica. Su preocupación central versaba sobre la transferencia de tecnología como herramienta imperialista de dominación.
Roberto Lugo dice de los debates sobre el peronismo se dieron dentro de Ciencia Nueva:
“Rolando [García] puso su asombrosa capacidad de trabajo en el nuevo proyecto que obligaba a discutir el significado del peronismo. En poco tiempo, muchos de los que habíamos acompañado su gestión en Ciencias Exactas estábamos en el Consejo, algunos porque teníamos nuestras propias razones y otros por la formidable capacidad de convencer que tenía Rolando”. Agrega Ricardo Ferraro: “Yo he dicho alguna vez que nos hicimos peronistas en Francia. Vivíamos en un departamento de 42 m2 y ahí nos juntábamos con Héctor Abrales y su esposa y otros argentinos a discutir política, cultura, ciencia. Alguien nos empezó a traer cintas grabadas con discursos de Perón y a la distancia lo entendíamos de otra forma”.
En el número 18, del 14 de julio de 1972, asumen una definición clara y militante en el documento “El Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista”, en el que afirman que:
“La formación del Consejo Tecnológico del MNJ, el 14 de julio pasado, y el nombramiento de Rolando García como su presidente, resultó un acontecimiento singular que polarizó rápidamente las posiciones de los científicos y técnicos nacionales y los obligó u obligará a una definición. El documento que publicamos implica una toma de posición en cuanto a ciencia y tecnología que debería tener su equivalente en todos los movimientos políticos de orden nacional. Sugerir tal definición —como lo hacemos reiteradamente— es parte de nuestra tarea, así como lo es publicar sus resultados”. Y agrega: “La ciencia y la tecnología, al igual que los medios económicos y las riquezas del suelo, deben considerarse como recursos que el país debe movilizar para ponerlos a disposición del pueblo argentino”.
Sin embargo, la dinámica política hizo que el grupo de Ciencia Nueva se separara para tomar distintos caminos provocando el cierre de la publicación. Entre sus miembros hay tres desaparecidos: el director Ignacio Ikonikoff, el asesor de la dirección Héctor Abrales y Horacio Rodolfo Speratti.
Ciencia y técnica para el nuevo gobierno peronista
El ingeniero Enrique Martínez, compañero de Abrales y experto en industrias, cuenta que “Rolando García visitó a Perón en España y este le encargó la formación del Consejo Tecnológico. Rolando era un gran tipo sin ninguna experiencia política. Desde entonces se trabajó muy cerca de Cámpora”. Es que con la perspectiva del retorno al gobierno, Perón llama a juntar la “materia gris” y así elaborar un plan para el gobierno de Héctor Cámpora. Los secretarios del Consejo serán Héctor Abrales y Roberto Lugo y se integran Mario Hernández, Lepanto Bianchi, Carlos Abeledo, Julio Villar, Héctor Recalde, O. Hugo Di Florio, Enrique Martínez, Ricardo Ferraro, Emilia Ferreiro, Eduardo Bauer, entre otros. Desde allí elaboran y publican las llamadas “Bases para un Programa Peronista de Acción de Gobierno” del que salen diez números. Más tarde publican quince números de “Gobierno Peronista”, y por último tres números de “Doctrina Peronista” donde se escriben propuestas de salud, industria, leyes, universidad, transportes, integración latinoamericana y distintos temas para el futuro gobierno peronista. Es de destacar que cuando se produce la renuncia de Cámpora, “Gobierno Peronista” saca un número especial llamado “Documentos del viernes 13” donde fija su posición reivindicando la renuncia ejemplar de Cámpora a la presidencia y el discurso de Perón, aunque preocupados por el círculo que rodeaba al conductor
El Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista y sus producciones para el gobierno de Héctor Cámpora
“Se cerró una propuesta programática que se imprimió en fascículos y se vendió en kioscos, por unos 10.000 ejemplares semanales”, recuerda Martínez y agrega que “Abrales era un faro unificador. Era el referente ideológico ineludible aunque no escribiera una letra. Las reuniones de evaluación política eran coordinadas por él y Rolando; incluso debatiendo, homogeneizaban todo”. Y lamenta que: “Nadie lo aprovechó. ¿Cuánta gente leyó a Perón después del Proceso? Éramos la tendencia transformadora no armada”.
Envido. Ciencia y militancia
Para esa época aparece Envido: Revista de política y ciencias sociales que, identificada con el peronismo revolucionario, aportaba herramientas teóricas para el análisis de la realidad nacional. Arturo Armada, su director, comenta que la sede del Consejo Tecnológico, con la anuencia de Abrales, pasó a ser la sede de Envido. Dice Armada:
“Justamente fue él quien nos consiguió ocupar esa oficina, pues entre 1970 y 1972 no teníamos más que la “dirección postal” de la librería Cimarrón, de Miguel Hurst, en Avda. Independencia 3113, […] donde guardar todas las cosas […] y sobre todo, donde poder reunirnos. (Antes, las reuniones las hacíamos justamente en casa de Héctor en la Avenida Las Heras, a una cuadra de Pueyrredón, o bien en lo de Josepe Feinmann, en Virrey Loreto a cuatro cuadras de Cabildo. O en bares y cafés varios)”.
Abrales escribe su primer artículo en el segundo número de la revista con el título de “La situación del investigador científico en la Argentina”, en el que señala el proceso de constitución del grupo de científicos “reformistas” luego del derrocamiento de Perón, su papel dentro de la concepción desarrollista y cómo terminaron siendo funcionales al imperialismo bajo el pretexto de la “incorporación masiva de tecnología. En la misma nota propone como alternativa una “ciencia nacional” y plantea que ella por sí sola implica la antinomia “ciencia para la dependencia versus ciencia para la liberación”.
Su segunda nota es publicada en la Envido N° 6 con el título “Transferencia de tecnología, arma del imperialismo”. En ella, utiliza su experiencia en el Consejo Tecnológico, para analizar la función de los técnicos dentro del movimiento nacional, entendiendo que el desarrollo de la técnica y el conocimiento científico sólo interesa si sirve como instrumento para un proyecto político de liberación.
En 1974, los integrantes de Envido se dividen cuando la revista recibe el apoyo de Montoneros y Abrales participa de la experiencia efímera de la revista Aluvión. Arturo Armada recuerda: “Abrales, como la mayoría del Consejo de redacción (7 sobre 9, incluido yo) y la mitad del Grupo promotor (2 sobre 4) estaba de acuerdo en la vinculación periodística propuesta por José Luis Bernetti con los montos. En el consejo se oponían José Pablo Feinmann y Santiago González. Pero lo que no agradaba al “Gordo” ni quería aceptarlo era la ruptura en el Consejo de Redacción. Por eso, aceptó integrar Aluvión, de número único, manejada por José Pablo Feinmann y Miguel Hurst, lo mismo que Enrique Martínez y otros que también colaboraban con Envido, pero sin romper con ella”.
Por otro lado, el proyecto FATE no continúa después de 1976. Sin embargo, Héctor no abandona el país pensando que su actuación en el pasado no lo pone en peligro. Sin embargo, unos años después ocurre la tragedia.
Su amigo, Ricardo A. Ferraro recuerda aquel lunes 22 de enero de 1979: “Fue a nuestra oficina y a las doce y media, durante una reunión, se levantó diciendo ‘me voy a casa para darle los regalos de cumple a Pedro. Cerca de las dos de la tarde llamó Cuqui, sorprendida de que Héctor no hubiese llegado: el almuerzo, ella y los chicos lo esperaban. Todavía no lo sabíamos pero Héctor estaba desaparecido. Salimos a buscarlo”. Según Ferraro, Héctor logró comunicarse: “Al día siguiente Héctor llamó por teléfono. Con una voz espantosa, pidió calma, dijo que pronto volvería y que estaba retenido por la investigación de un negocio fraudulento. Ese llamado nos dio esperanzas”. Pero nunca apareció. Ante la pregunta si Abrales estaba participando en alguna organización armada en el momento de su desaparición, Enrique Martínez afirma:
[Héctor] “No estaba encuadrado. Era un humanista como los que ya no existen. Protegía a cualquier luchador, del color popular que fuera. Y había leído una biblioteca gigante. Un hombre admirable por demás”.
Arturo Armada compañero del “Gordo” Abrales -como él lo llama-recuerda:
“Como todos nosotros tenía, desde antes, muchos vínculos de amistad o mero conocimiento directo con compañeros que seguían en esa organización. Antes de que lo secuestraran había viajado a Roma y había conversado con exiliados montoneros. Parece que los paranoicos y brutales miembros de la ‘inteligencia’ de la dictadura supieron de esos contactos. Y supusieron que era un transportador de dinero o cosa por el estilo entre Roma y Buenos Aires. Y lo secuestraron. Lo torturaron y su corazón no resistió la tortura: murió de un paro cardíaco”.
Bibliografía
Borches, C., “Ciencia Nueva: la revista científica de los 70”, La Ménsula: Recurrir al pasado con la mirada en el futuro, Año 7, Nº 18, abril de 2014. En: https://digital.bl.fcen.uba.ar/download/mensula/mensula_n018.pdf
Contacto del autor con Arturo Armada 13 y 23 de abril de 2019 [online] por correo electrónico y con el Ingeniero Enrique Martínez 26 y 29 de abril de 2019 [online] por Whatsapp.
Ferraro A. Ricardo. (2010) “Ciencia Nueva: Debates de hoy en una revista de los ’70”. 1ª edición, Buenos Aires, edición del autor.
Revista Envido 1970-1973: edición facsimilar / Armada, Arturo [et al.] – 1a ed. – Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2011. En: https://www.bn.gov.ar/micrositios/admin_assets/issues/files/9ff51cbc506049b1fe4591bf2693df84.pdf
Tocho, Fernanda. “El desafío institucional: La experiencia de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo en el Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires (1973-1974)”. En: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.4324/ev.4324.pdf
Zubieta, Roberto y Díaz, Elio (2015), Una Experiencia de Desarrollo Independiente de la Industria Electrónica Argentina de Tecnología de Punta, Fate División Electrónica 1969-1976, 1ª edición, Buenos Aires, Prosa ediciones.
Acerca del autor / Guillermo Daniel Ñañez
Profesor en Historia. Especialista Superior en Historia -UTN- 2007. Magíster en Derechos Humanos y Democratización para América Latina -UNSAM- 2012. Periodista. Investigador. Miembro de Historia a Debate. Integrante del Centro de Estudios “Felipe Varela” (N. Galasso). Profesor de la Universidad Nacional “Arturo Jauretche” -UNAJ-. Director de Derechos Humanos, Municipalidad de Florencio Varela.
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