Escenarios globales

Adónde va Trump

Trump y sus derivadas

Por Horacio Lenz

¿Xenofobia, conservadurismo y proteccionismo? Más allá de la perspectiva progresista ¿existe un límite a las políticas Trump? El profesor Horacio Lenz explica los desafíos, peligros y límites de las políticas internas y geoestratégicas de la nueva administración norteamericana.

Donald Trump, electo como Presidente de los EEUU, es resultado de los efectos no deseados del capitalismo global. Entre algunos de ellos podemos señalar la relocalización de las factorías industriales desde los países centrales hacia áreas de la periferia de América, de Europa del Este y de Asia. La intención de las compañías transnacionales fue y, continuará siendo, aprovechar el bajo costo de la mano de obra en esas geografías; situación que deriva en el alza del desempleo en los propios lugares donde aquellas se habían fundado.

fabrica abandonada en EEUU

En el sector automotriz, por ejemplo, la producción de autopartes y ensambles a escala global dio mayor productividad a sus industrias. Sin embargo, quitó competitividad al de Estados Unidos, que se mantuvo aferrado al viejo sistema de producción en cadena. El sector energético también se tornó más vulnerable, producto de las subas del precio del crudo y la lejanía para importarlo, que encarece los fletes.

Varios centros de estudios y universidades han observado estas derivaciones que se producían en el sector industrial de los EEUU, y advertido sobre las consecuencias económicas y sociológicas que estaban impactando en incontables individuos y sus familias.

Las administraciones de los ex Presidentes Bush y Obama habían tomado nota sobre estos problemas. Por esa razón a partir del segundo año de la administración del último se llevó adelante una política intensiva de fomento y desarrollo de energías alternativas y de Shale Oíl, guiada por tres razones estratégicas:

  1. Reducir la dependencia del Petróleo de Medio Oriente. Esto derivó en desequilibrios de su política en la región que generaron tensiones, principalmente con Arabia Saudita, que veía a los EEUU reformulando la política sobre dicha área, manteniendo a los aliados tradicionales, pero reconciliando posiciones con otros.
  2. Avanzar hacia el autoabastecimiento de energía, bajar costos y, como consecuencia de lo anterior, reagrupar y reconstruir la industria manufacturera en Estados Unidos mejorando los niveles de productividad.
  3. Desarrollar energías limpias, disminuyendo los niveles de contaminación de los combustibles fósiles, favoreciendo el medio ambiente y desregulando su generación y transporte. El sector de las energías renovables consiguió inversiones por más de trescientos mil millones de dólares en el último quinquenio confirmando su potencial de negocio.

El rápido avance de estas derivaciones de carácter económicas y estratégicas no le permitieron a Obama completar una transformación de semejante envergadura; los cambios en el escenario internacional lo condicionaron y las dificultades que tuvo en la política interna también.

En este marco EEUU entró en un ciclo electivo presidencial, entre primarias y generales, que duró más de un año. A las condicionantes estructurales arriba esbozadas se le sumaron un sinnúmero de dificultades internas en la propia campaña del partido de gobierno que terminaron erosionando la legitimidad de las mismas, alineados en torno de una candidata (Hillary Clinton) que nunca concitó la adhesión del electorado más “liberal” de su partido. La derrota de los Demócratas fue notoria hasta en sus viejos bastiones electorales.

Podría extraerse de esta secuencia una lección; una gestión de gobierno aceptable en términos de resultados no garantiza la continuidad del mismo partido si en ello no converge la unidad organizativa y un candidato aceptado consensualmente. En las democracias electivas, los candidatos son personas y no tanto proyectos.

Trump expresó, entre otras cosas, el problema de la mano de obra industrial desocupada ganando en los Estados del noreste, de perfil industrial (Indiana, Pensilvania e Illinois) e históricamente soportes del Partido Demócrata. Se trata de la zona hoy denominada “Rust Belt” (cinturón oxidado) producto de la cantidad de fábricas cerradas que abundan en el paisaje. También supo aprovechar la incapacidad de Hillary Clinton de poder representar al conjunto diverso del electorado Demócrata. Trump supo hablarles a esos electores que votaron a Bernie Sanders en las primarias del Partido Demócrata y tuvo un gran acierto en ese electorado que, en una gran mayoría, no se movilizó para concurrir a los centros electorales.

Donald Trump

En términos muy generales se puede decir que la agenda Trump al momento de iniciar su administración es conservadora al interior y proteccionista hacia afuera. Una combinación verdaderamente novedosa, por lo menos en las últimas décadas. Se han dado alguna de estas variables, pero nunca las dos juntas. Recordemos ejemplos de gobiernos Republicanos cercanos a la memoria como el de Ronald Reagan, por ejemplo. Fue un gobierno conservador hacia dentro, pero cooperativo a nivel mundial. En este sentido, llevó adelante una reconversión industrial acelerada, desarrollo tecnológico, apertura económica y un aumento considerable de la inversión militar de carácter cooperativo con los aliados occidentales (OTAN).

Lo que se observa en estos primeros días del Presidente Trump, es una profundización de los anuncios de campaña, llevando a los EEUU a un lugar simbólico de aislamiento cuyas derivaciones no pueden ser mensuradas. Estas acciones se observan claramente en la agenda migratoria de la nueva administración que tiene una vocación determinada, pero que se puede transformar en un arma de doble filo ya que no sólo tiene un impacto de características humanitarias, sino que también alienta la solidaridad entre los países de Latinoamérica, situación cuyas consecuencias políticas son todavía inciertas. Es evidente que en la diversa sociedad norteamericana hay sectores sociales que disienten, en el mejor de los casos, con una política migratoria laxa dando respaldo al mensaje del actual Presidente. Pero si orientamos el prisma hacia el costado económico, habrá que tener en cuenta que esa población proveniente de México y Centroamérica, aporta –mayoritariamente- mano de obra generosa al complejo agroindustrial y de servicios en los Estados de California, Texas, Nuevo México y Arizona.

La República Popular China es un “adversario” que Trump dice querer poner en su “lugar”. En términos más concretos, necesita controlar su expansión marítima y marcar límites a la expansión de su política comercial. China es también un contrincante industrial de los EEUU, producto de su ventaja demográfica que hace elástica la oferta de mano de obra. A nadie escapa que, además, es el mayor tenedor de títulos deuda de los EEUU.

En la esfera geoestratégica ambas potencias disputan áreas de influencia por el control de los pasos del Mar Meridional a los Océanos Pacifico e Indico. Para mantener la hegemonía en el área, EEUU no debiera perder el control de las rutas marítimas ni las barreras insulares que condicionan la expansión de China.

US Navy

Pero el replanteo del Tratado Transpacífico (TTP) firmado –recordémoslo- por una serie países aliados históricamente a los EEUU, abre una incógnita profunda sobre el futuro del área del Pacífico. Su revisión perjudicaría a los países firmantes y no a China, que no participa del mismo.

De concretarse esta política, los EEUU cederían el comercio del Pacífico a los chinos ahorrándoles cualquier esfuerzo para su expansión tan deseada. Por otro lado perdería el control y la influencia que ejerce en la región de modo monopólico desde la victoria militar obtenida sobre el Imperio del Japón en la Segunda Mundial.

Plantear una guerra comercial con China, es entrar a un desfiladero peligroso, porque las guerras comerciales generalmente terminan en conflictos bélicos si no tienen una plataforma diplomática que dé cauce razonable a la disputa. A la escalada verbal de Trump sobre el comercio y al reconocimiento de Taiwán, China le respondió con un ejercicio militar de portaviones en el Mar Meridional. Y a su vez escaló el conflicto por dos vías. Por un lado, hizo público el desarrollo de islas artificiales como plataformas para ampliar su mar continental respaldándose en la doctrina de las 200 millas que dan soberanía en el derecho marítimo internacional. Por el otro, profundizó el discurso de libre comercio, tal como manifestó el Presidente Xi Jinping en la última reunión Davos.

Trump ya está gobernando con una sociedad y una estructura institucional profundamente dividida. En la última reunión en Filadelfia con los parlamentarios de su partido, convocada por Paul Ryan (Pte. de la Cámara de Representantes) pudo verse un primer ejercicio de límites que le puso el sistema político. El debate se focalizó en las cuestiones del NAFTA. La preocupación manifestada por los parlamentarios se centró en advertir que una eventual rediscusión del tratado podría ser perjudicial para muchos; 28 Estados de la Unión exportan el 70% de su producción a México y Canadá. El otro límite lo puso el sistema judicial; rechazando, por inconstitucional, la orden ejecutiva de no permitir el ingreso a los EEUU de ciudadanos de siete países árabes.

Para muchos, el rechazo de Trump al multilateralismo podría conceptualizarse como un deseo de volver a situar a los Estados Nacionales Soberanos como actores centrales en la discusión de los temas globales; sin intermediaciones supranacionales de ninguna índole. Cabe la posibilidad también, que sea una estrategia a la que, amablemente, podríamos llamar de “bandoneón”: “Me contraigo un momento, para luego expandirme con más fuerza y dimensión”. Si se materializa este interregno de contracción sobre sus propias fronteras, ello derivará seguramente en espacios vacantes que otros ocuparán y rediseñarán las esferas de influencia geopolítica. Un comercio de menor amplitud geográfica por parte de los EEUU dará como resultado, inevitablemente, una influencia política de escala similar.

Acerca del autor/a / Horacio Lenz

Horacio Lenz
Horacio Lenz es Profesor de Geografía. Ex Director de Relaciones Internacionales de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Actualmente es Asesor en temas internacionales del Bloque de Diputados del FPV PJ.

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