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La revolución de las mujeres

Por Lucía García Itzigsohn

El 8 de marzo de 2017 quedará en la memoria global de la lucha de las mujeres. El día que las mujeres pararon y que la tierra se detuvo y tembló. Lucía García Itzigsohn, comunicadora y docente de la UNAJ relata la experiencia de este acontecimiento que ella llama con el viejo nombre de “revolución”.

El 8 de marzo cientos de miles, millones de mujeres en todo el mundo salieron a las calles, hicieron huelga de sus infinitas tareas cotidianas, las que no se ven ni se pagan, y en sus trabajos formales e informales en los que muchas veces ganan menos que los varones. Por unas horas fueron para sí mismas. Y para las otras, las pares, las hermanas, las amigas, las compañeras y esas formas múltiples de la sororidad que es la solidaridad entre mujeres.

Australia. México. Ucrania. Senegal. En más de cincuenta países de todos los continentes mujeres, lesbianas, travestis y trans habitaron el espacio público con demandas propias, con los dolores y las risas a flor de piel y las consignas compartidas. Salieron a construir con la experiencia personal una estrategia política.

Chile. Camboya. Escocia. España. En un shopping de Madrid mujeres que no conocen a Higui despliegan una bandera pidiendo su libertad. Higui es Analía De Jesús, una joven lesbiana de Bella Vista que está presa desde octubre por defenderse del ataque de una patota de diez varones que quisieron violarla.

Austria. Mujeres que se manifiestan bajo un tinglado en Viena piden la libertad de Milagro Sala.

El 3 de junio de 2015 se convocaba en Argentina por primera vez a una movilización contra la violencia machista. Ni una menos fue la respuesta al femicidio de Chiara Páez, que tenía 14 años y fue asesinada por su novio Manuel Mansilla de 16 años en Rufino, Santa Fe. La multitud que se nucleó en las plazas sorprendió hasta a las propias convocantes. Carteles caseros, hechos en cartulina y con marcador hacían del principio feminista una verdad incontrastable: lo personal es político.

La sucesión de femicidios produjo la reacción de repudio, la desnaturalización de esas noticias que habitualmente aparecen en la sección de policiales y que significan la destrucción de las vidas de mujeres y de familias enteras. El horror habitando el territorio cercano, el lado siniestro del amor romántico.

Diana Sacayán, dirigente travesti de La Matanza participó de aquella movilización reclamando por el fin de los travesticidios. Meses después ella sería víctima de un crimen de odio que aun está en proceso de esclarecerse. Su última conquista fue la ley de cupo laboral trans.

mujeres peronistas - La Matanza

El 19 de octubre de 2016 ante el escalofriante femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata el movimiento Ni Una Menos propuso una nueva movilización esta vez con un paro de una hora. Las puertas del dique se abrieron y más y más mujeres, lesbianas, travestis y trans salieron de sus casas a la vida pública, rompieron el cerco de la privacidad para politizar las desigualdades, cruzaron la frontera a las que las confina el patriarcado y dijeron basta.

Bélgica. Paraguay. Finlandia. Reino Unido. ¿Qué quieren las mujeres? – se preguntaba Sigmund Freud. Hubiera tenido una interesante variedad de respuestas de haber recorrido las movilizaciones. Igual salario por igual trabajo como en Islandia donde se eliminó la brecha salarial por decisión del gobierno.

Alemania. Pakistán. Montenegro. Bolivia. El gobierno de Evo Morales hizo de su país uno de los que más avanzó en la paridad de cargos públicos. Existe una ley que sanciona el acoso y la violencia política hacia las mujeres. Y las legislaturas tienen una representación constituida en partes iguales por mujeres y varones.

Corea del Sur. Hungría. Canadá. Brasil. En Porto Alegre un jugador del Cruzeiro vistió la noche del 8 una camiseta azul en la que se leía: “Cada 11 minutos se registra una violación”. Fue en el partido contra el Murici por la Copa do Brasil.

Francia. Chad. Portugal. Guatemala. Horas después de la inmensa presencia en las calles mueren 37 niñas en un hogar. Protestaban para denunciar restricciones a las visitas, mala calidad de la comida, maltrato verbal, físico y psicológico y violaciones sexuales dentro de la institución. El presidente Jimmy Morales asumió que la masacre es responsabilidad del Estado y está en juego su gobierno.

Turquía. Suecia. República Checa. Colombia. El argumento que hizo triunfar al no en el plebiscito por la paz fue que las fuerzas revolucionarias habían redactado un acuerdo con “ideología de género”. Buscaron estigmatizar a las mujeres que luchan por la paz por defender sus derechos en clave de diversidad. No lo consiguieron, ya comenzó el desarme de las guerrillas.

República Dominicana, Costa Rica, República Checa, Ecuador, El Salvador, Fiji, Honduras, Irlanda del Norte, la República de Irlanda, Israel, Italia, Nicaragua, Panamá, Perú, Polonia, Portugal, Puerto Rico, Rusia, Tailandia, Uruguay, Estados Unidos, Venezuela y Lituania.

El feminismo habla de las lentes violetas. Es la metáfora para explicar eso que sucede cuando una, uno, empieza a identificar las desigualdades, a ver los atravesamientos de género en las vidas de las personas, a asumir un mundo que es dispar. Quien se las pone nunca más vuelve a ver en neutro.

En Argentina más de 500.000 mujeres marcharon en todo el país. A las 13 un ruidazo inauguró la jornada de lucha. Los hospitales, las universidades, las oficinas, las casas se volvieron territorios de emancipación. Fue un tiempo en que se hizo carne el “estamos para nosotras”. Las pancartas hechas entre muchas, las fotos, los cantitos, todo hacía palpitar la gran marcha de las 17 horas.
En la ciudad de Buenos Aires las columnas seguían llegando a Plaza de Mayo cuando ya se había leído el documento. Una marea de mujeres interminable que en el mismo lugar que un día antes se había reclamado “Pongan la fecha…” cantaba “Si, se puede, hacerle un paro a Macri, se lo hicimos las mujeres” desafiando al patriarcado sindical.

8M

“Conceptualizar es politizar” dice la filósofa feminista Celia Amorós. Los 31 años de Encuentros Nacionales de Mujeres son sin duda una apuesta en ese sentido. Y este presente no se explica sin ese pasado continuo de experiencias y reflexiones compartidas. El trabajo minucioso de entender que la violencia no es un problema de pareja sino una trama social de poder. Que la maternidad no es un destino. Que la prostitución es la mercantilización de los cuerpos y los placeres. Que somos más fuertes aliadas que compitiendo. Que los lugares se ganan ocupándolos. Que los derechos se conquistan.

El 8 de marzo fue una jornada histórica. Conmovedora. Sorprendente. Potencia en expansión. Como una crisálida, estamos viendo un movimiento de víctimas de la violencia machista transformarse en mariposa con vuelo propio. Sujetas políticas que hablan por sí mismas.

Acerca del autor/a / Lucía García Itzigsohn

Lucía García Itzigsohn
Lucía García Itzigsohn es Licenciada en Comunicación Social de la UNLP, docente de Prácticas Culturales de la UNAJ e integrante de los colectivos de comunicación La García y Manifiesta.

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