Entrevistas

ENFRENTAR AL MUERTO

Conversaciones con Carolina Bartalini

Por Martin A. Biaggini

Su último libro “Enfrentar al muerto” aborda el duelo desde la poesía.

 

Carolina Bartalini vive en Avellaneda, es docente de la materia Taller de Lectura y Escritura en el Instituto de Estudios Iniciales (UNAJ) y acaba de presentar su poemario “Enfrentar al muerto” de editorial Zindo & Gafuri (2018). Publicó el libro de ficción “La Niña” en 2016 y editó la compilación de ensayos “Escribir Levrero” (Eduntref).

Orígenes familiares

Mis abuelos paternos, son los dos Piñeyro (localidad del partido de Avellaneda, zona sur del Gran Buenos Aires) desde dos generaciones. El padre de mi abuela paterna era gallego, se vino a los 18 años de Galicia escapando de la guerra a África y se instaló con una pulpería bar, llamada “El Águila”, en la esquina de las calles Pavón y Brasil, que fue muy famosa, porque fue el primer almacén de ramos generales de la zona. Y mis abuelos maternos eran los dos de la provincia de Santa Fe. Se casaron y se fueron a Adrogué a vivir, y ahí nació mi madre.

Mi viejo y mi vieja se conocieron en el colegio Nacional de Adrogué, donde cursaban juntos y se fueron a vivir a Gerli. Mi viejo es contador y mi vieja es analista de sistemas.

Estudios

Hice la secundaria en el colegio Normal de Avellaneda, después de ahí el CBC en la sede de la calle Paseo Colón de la UBA, estudié la carrera de Letras en Púan, termine la carrera y al año me puse a estudiar una Maestría en la UNTREF en “Estudios literarios latinoamericanos”, y sigo con una beca del CONICET el doctorado en Artes Comparadas, mi tema de tesis es literatura y cine de hijos de desaparecidos, arte política y memoria.

 

Las letras

Mi abuela era maestra y tenía una gran biblioteca y estaba muy atenta a las novedades. Y yo pasaba mucho tiempo con ella en verano y me leía y escribíamos juntas, cuentos, poemas. Y en mi escuela de Avellaneda, la 14, tenía maestras muy copadas, y organizaban concursos de escritura (hicimos una antología de cuentos en séptimo también).Mi recuerdo es de mi primer poema, para uno de esos concursos, con dibujos de mi abuela (ella pintaba).

En otro momento, ya en la facu, yo hacía un fanzine y lo repartía entre amigos. Empecé a escribir algo que tenía una forma, que después armó el primer libro: La niña, un conjunto de relatos interconectados con un personaje central que es esta nena que tiene y no tiene nombre. Cuando eso tomó forma, dije bueno, voy a ver si lo puedo publicar, y creo que ahí empezó el posicionamiento público. Lo envié a una editorial de Monte Grande “La Carretilla Roja”, lo leyeron y en el 2015 decidieron publicarlo. De ahí fue que empecé a pensar que estaba bueno sacarse las cosas de encima y publicarlas, como si fuera lo que te obliga a ponerle un fin al laburo de corrección (que sino podría ser eterno). Y mientras ese se publicaba La niña, empecé a escribir este libro de poesía.

Mis abuelos decidieron internarse en un geriátrico por cuestiones de salud de mi abuela. Luego de esa internación, comenzaron a desarrollarse toda una serie intensa de cosas que los afectaron mucho a los dos, y a todos en la familia.. Así empezó un periplo de varias internaciones y el libro fue escrito durante ese proceso.

“Enfrentar al muerto”, creo que es una frase que yo inventé y que en el libro está dicha por mi abuelo, y no iba a ser el título, pero mi profesor de escritura me dijo que ese debía ser el título. “Enfrentar al muerto” es básicamente eso, transitar un espacio doloroso y ver qué pasa con eso. Transformar el dolor en algo. Posicionarse y romper con los tabúes, porque la vejez en un espacio difícil de enunciar (y de transitar en nuestra sociedad), más aún la vejez y la enfermedad juntas, y sumado a eso los cuidados de las personas mayores, los espacios de reclusión (geriátricos, hospitales, clínicas) que imponen métodos para la “vida” en perjuicio de la “vida”. Todo esto es el muerto al que me refiero. No es el cadáver, es el trayecto, la fragilidad, el amor aunque también el dolor y el duelo.

 

 

Literatura y género

Nunca lo pensé hasta que me di cuenta que sí. Nunca para mí fue una condición ni una necesidad de reivindicarme como mujer. Pero cuando lo pensás, sí. En general, hay un circuito de difusión y de poder que sí, sigue siendo masculino, como en todos lados, en el trabajo, en la academia. Es como bastante loco (pero lo “normal”), te das cuenta cuando estás en una reunión y percibís  que sos la única mujer o que somos dos y más del triples de varones. Es raro. No hay razón de ser, pero sucede.

Este año se dio la movida del martes verde, que fue en apoyo a la ley de despenalización del aborto y ahí se armó un colectivo de poetas por el aborto legal. Encontrar espacios de lucha comunes, estuvo buenísimo y fue un cimbronazo muy fuerte para mí, el trabajo de edición autogestivo y las formas de organización horizontales del colective me parecen admirables y reales. Porque muchas veces se habla de eso, pero para adentro es otra cosa. Y, por cierto, redescubrir en la calle la potencia de la poesía, como forma de acción

 

El libro de Carolina Bartalini Enfrentar al muerto puede adquirirse en las librerías La Libre, Hernández, Eterna Cadencia y en la web mercadolibre entre otras.

Acerca del autor/a / Martin A. Biaggini

Martín Biaggini

Profesor en Historia (ISSJ), Licenciado en Artes (UNLa), Especialista en Educación (UNSaM) y Maestrando en Educación Lenguajes y Medios.  Se desempeña como docente investigador en la UB, UNLa, UNLaM y UNAJ.

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